Cap. 4: Contrato

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Para entonces, Junkyu ya había recogido varias cosas personales. Había hecho lugar en cada parte de áreas de convivencia para que su nuevo inquilino pudiera ver las áreas que tendría disponibles a ocupar.

— Bueno, esta es la sala. No es muy grande, pero hice espacio en ese mueble. Podrías poner libros, o fotos, lo que tú quieras. Tendrías libertad, con excepción de desnudos y cosas así. Tampoco permito drogas, emborracharse o fumar.

— Lo entiendo perfectamente, y no hago nada de eso, puede estar seguro de eso.

Junkyu asintió con más confianza.

— Puedes traer amigos o visitas, también a tu novia o novio. Sobre el tiempo que estén, no tengo problema incluso con que se queden a dormir en tu habitación o aquí en la sala, pero me gustaría que consoderaras que hay alguien más aquí y que hay una niña pequeña. — explicó Junkyu. — A las 11 de la noche, te pido que mantengas un poco de silencio. Mi hija no se despierta fácil, pero a esa hora empieza a caer en sueño profundo, además, son las reglas del edificio. No fiestas.

Haruto asintió. No era alguien muy ruidoso, tampoco alguien de hábitos fiesteros. Estaba consciente de que viviría con alguien más, y que había una niña pequeña de por medio.

— Sobre la limpieza... Bueno, me encargaré yo, pero... Por favor no abuses...

— No, no. No lo haré. Prometo mantener ordenado y también ayudaré en la limpieza.

— Que amable eres, Haruto. Es raro... Los hombres de Universidad con los que me he topado son un desastre.

El japonés se sentía feliz de causarle una buena impresión. Quería serlo.

— Por acá está la cocina. — llamó mientras empezaba a caminar. — Hay un horno, estufa, tostador, microondas, una cafetera. Puedes ocuparlo cuando necesites. En el refri hay espacio para ti, y también en la nevera. También hay un espacio en la zona de la alacena, para que pongas tus cosas y tu despensa. Si necesitas algo, puedes pedírmelo, no compro mucho, pero puedo darte algo.

Haruto vio el espacio que sería destinado a él. Era considerablemente grande, viéndolo desde el punto de vista que llevaba sólo un plato, un par de palillos, un vaso, una cuchara y un sartén. Y nada más.

— Acompáñame por acá.

Junkyu lo llamó hacia un pasillo, del que señaló una puerta.

— Está es mi habitación. Si necesitas algo, usualmente estoy aquí. — avanzó un poco más hasta la siguiente puerta. — aquí es el cuarto de mi hija, así que si no estoy allá, estoy acá. Aún así, mi hija duerme contigo, este sólo es un cuarto de juegos para ella. Al fondo del pasillo es donde está el baño, lo siento, tu habitación no tiene baño propio, espero que no tengas problemas con eso, — agregó señalando a la puerta al final del pasillo. — Y aquí... Está tu habitación...

Junkyu abrió la puerta y lo dejó pasar primero.

— Como ves, está amueblada. También te ofrezco un par de sábanas, pero si no te gustan las puedo quitar. Hay un escritorio y tienes una ventana. Acá está el guardarropas, hay una mesita de noche, un espejo aquí y... Creo que es todo... No hay mucho, pero...

— Me encanta. — llamó Haruto con una sonrisa. — Me encanta, es perfecta. La quiero.

— ¡Genial! Entonces... Puedes acomodar tus cosas. Voy por el contrato.

Haruto asintió y miró nuevamente hacia la que sería su nueva habitación. Era perfecta. Nunca había tenido una habitación propia, así que ya era perfecta para él ahora que por fin dormiría sólo.

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— Haruto, te presento a Jihoon, es el dueño del edificio y quien organizó todo para tu contrato.

Haruto estrechó su mano con el otro mientras hacía una reverencia.

— Bueno, Haruto. El costo por la renta correspondería a la tercera parte de la renta total del departamento. — Jihoon le mostró aquel papel, donde se indicaba el total de la renta y lo que él tendría que pagar por mes. — Considerando que eres estudiante y extranjero, decidí descontar un 10% más a tu total.

El precio era accesible para él y podría ahorrar un poco.

La idea del pago y del descuento había sido idea de Junkyu, quien no quería presionarlo, sobre todo porque era aún muy joven y a él no le costaba nada vivir ahí. Sin embargo, no podía decirle eso a Haruto, él no sabía que vivía ahí sin pagar nada, por lo que sólo lo habló con Jihoon, haciéndolo pasar por su idea.

— Muchas gracias, de verdad. Es mejor que los anuncios que había visto antes.

— No es nada. — respondió el mayor. — Junkyu te explicó las reglas ya, por favor, te pido que las sigas, no sólo por ser una norma del departamento, sino para que no tengas problemas con los vecinos ni con tu nuevo compañero de departamento... Compañeros, perdón. — dijo al escuchar a la pequeña Canny empezar a llorar desde su habitación. Ya había despertado y ahora quería que la cargaran.

Junkyu se disculpó y fue a su habitación por su hija, quedándose ahí, ya que recién despertaba y esperaba poder volver a dormirla.

— Le prometo que no tendrá quejas de mí. — respondió el menor haciendo una reverencia nuevamente.

Jihoon le entregó una pluma y le indicó donde firmar.

Haruto se agachó sobre la mesa y firmó donde le indicaron.

— Bien, Haruto. Bienvenido a tu nuevo hogar. Es un placer conocerte y me verás por aquí a menudo. Soy el padrino de la hija de Junkyu, vengo a verla constantemente.

El japonés asintió mientras recibía su copia de contrato.

— Me retiro. Te dejo desempacar y a Junkyu atender a su hija. Por favor, dile que me retiré, con tu permiso.

— Adelanté, gracias por todo.

Jihoon asintió y se despidió nuevamente mientras caminaba a la puerta.

"Roomie" - [HaruKyu] Where stories live. Discover now