1. La Leyenda de Albarna

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El sol nacía sobre una alta montaña iluminando todo el verde a su paso, causando que el cielo brillara en un hermoso azul que las densas nubes blancas no podían opacar. Así lucía el paisaje que los hermosos pájaros recorrían al trinar, haciendo que el lugar tuviera un vigor fresco y aventurero. Esa era la vista de la cual disfrutaban los más de trescientos niños que caminaban alegremente hacia un nuevo destino y una renovada vida, la cual sabían que tendría sorpresas para ellos, aunque desconocían lo que pasaría.

Iban conversando acerca de lo que veían, pues no era posible mantener callados a tantos niños de diez años, curiosos e intrépidos. La emoción aumentó al ver el enorme palacio en el horizonte, cuyos laterales eran cubiertos por la cantidad de flora que había por lo ancho que era. Al divisar a lo lejos su nuevo hogar, no pudieron evitar caminar más rápido haciendo más difícil el trabajo para los caballeros que los escoltaban.

Cuando se abrieron las puertas para que pudieran pasar lo hicieron de la manera más organizada posible, pero, una vez dentro, los niños comenzaron a correr a sus anchas y a curiosear por todo el lugar. Los caballeros encargados los dividieron por grupos de diez, los cuales serían permanentes, y comenzaron a repartirles comida. Una vez acabaron, fueron reunidos en el salón principal donde, desde una tarima, el rey Gobore, un hombre fuerte, pero de apariencia dócil, les explicó la razón de estar ahí:

— Ustedes han sido los elegidos para ser entrenados en las distintas artes del combate. El objetivo será que uno de ustedes al final logre ganar la sagrada Armadura de Albarna, pero que el resto no se desilusione, pues, los que acaben siendo los más calificados se convertirán, junto al ganador, en los caballeros más cercanos al rey. Aquí no hay preferencias, sus habilidades y capacidades será lo que sobresalga. El esfuerzo y trabajo duro es lo que se premiará aquí. Valientes jóvenes, tienen diez años para poder ser los mejores. ¡A luchar!

Los niños estaban ansiosos y nuevos sueños nacieron ese día, tanto hembras como varones ponían sus esperanzas en los buenos maestros que tenían para poder hacer realidad la ilusión de, al menos, ser guerreros del rey. Esa noche fueron enviados de diez en diez a cada una de las treinta habitaciones, en las cuales había diez camas: una a medio metro de la otra. El compañerismo era una prueba que no esperaban y durante todos esos años deberían aprender a llevarse bien entre ellos.

En uno de los grupos, estaba el joven Elistan: de piel blanca, cabellera negra, lisa y rebelde, y ojos azules. Era el más parlanchín y molesto para sus compañeros que solo querían dormir. Sin embargo, una joven rubia llamada Nasli se complacía en escucharlo hablar de sus metas y sueños, aunque rayaba en lo engreído al afirmar que sería él quien consiguiera la armadura. Ese sería el comienzo de una larga vida de estudios y más.

Durante varias semanas a los niños se les enseñó de historia, mitos, leyendas. También de leyes, modales, protocolos, artes, música y cosas que deben saber los caballeros. El funcionamiento de cada arma y su uso, aunque no les permitieron tocarlas por ser tan pequeños. Hablaron de rangos y otros asuntos que hartaron a los más ansiosos que solo querían aprender a combatir. El caballero más anciano y encargado de que todo se llevara a cabo como debía ser, subió al podio y se sentó en un mullido mueble con un libro en las manos, llamando la atención de los niños, caballeros y criados que les atendían:

— Muchos de ustedes saben por qué están aquí, pero desconocen el origen de lo que quieren ganar —explicó, señalando hacia un enorme telar la pintura de una brillante armadura blanca—. El poder de Albarna no es algo que se pueda conseguir solo con coraje, esta armadura está viva. Les contaré La Leyenda de Albarna, solo así podrán entender que la fuerza física no lo es todo...

» Esto ocurrió hace siglos, cuando nuestra tierra aún estaba habitada por criaturas de extraña apariencia, pero los que más destacaban eran los dragones por su tamaño y peligrosidad. El mundo estaba en constantes luchas y los dragones no dejaban de atacar a los humanos y viceversa. El rey de esos días de leyenda no encontraba qué hacer para poder enfrentarse a las feroces bestias hasta que vio el rayo de luz dentro de las tinieblas.

Las Crónicas de AlbarnaWhere stories live. Discover now