10. Marca

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Tras salir del Pilar, los guantes se iluminaron y volvieron a ser una gema en las manos de Elistan, quien sonrió con orgullo a ver a su alrededor. Tenían que buscar rápidamente a alguien que pudiera curar todas sus heridas, pues el cansancio se hizo cada vez más presente a medida que comenzaban a caminar a la ciudad capital de Baldlay que estaba relativamente cerca de ahí.

A mitad de camino, un hombre fue hacia Nisara con un rollo en sus manos. Elistan quiso intervenir, pero esta le dijo que era uno de los adeptos de Grim-Han y que ya lo conocía. Este tenía la misión de hacerle llegar cualquier carta que viniera de Ka-Bel o de la mano del príncipe y así hizo. Ella se alegró al pensar que podía ser su majestad el que le escribía, pero la emoción mayor fue de Elistan al saber que era una nota de Itsen, reenviada por Celina. Esta ponía:

El Rey de Plata ha estado tomando decisiones que no tienen contento al pueblo. Hay rebeliones, aunque fácilmente controladas por la élite; pero si un Noble Caballero quisiera hacer uso de esos sentimientos de frustración para hacer florecer la semilla de la enemistad que ya está plantada dejaría de ser noble y se volvería un traidor. Tendrá que actuar con cautela para que el Rey de Plata y los rebeldes no lo conviertan en un cadáver. Ese es el futuro que le espera al Noble Caballero, el cual ha entrado en un nido de traiciones y muerte. Lamentablemente no podrá salir de ahí.

Itsen

Ambos sabían que Itsen se referiría a sí mismo como Noble Caballero en su correspondencia, también llamaría a Krisegar Rey de Plata. Supieron de inmediato que había una rebelión en Magnova y su compañero aprovecharía esa oportunidad para poner a los revolucionarios de su lado, aunque no tenían idea de cómo sería. Fueron pensando en ello mientras llegaban a un hospital de la ciudad para ser atendidos.

Durante los días en los que Elistan y Nisara estuvieron vagando dentro del Pilar, Itsen comenzó a hacer sus movimientos en la ciudad de Magnova y todo comenzó cuando escuchó que algunos soldados habían encontrado al hombre que les dio la entrada a los espías del país enemigos. No tardó en ir a encontrarse con él y, para su sorpresa, Rahmax ya estaba ahí junto a otros soldados. Se acercó a él y le preguntó:

— ¿Qué harás con este hombre, Rahmax?

— Quizá me meta en problemas con esto, pero... lo ideal sería interrogarlo y descubrir sus motivaciones. Si esto se deja en manos de Krisegar o Naryu, no dudarán en cortarle la cabeza, pero si lo llevo con el juez para que este dicte una sentencia justa, seré yo quien se meta en problemas. Lo llevaré en secreto a la cárcel y en la madrugada lo interrogaré.

— Me parece una buena decisión, hermano. Infórmame sobre cualquier cosa importante que sepas.

— Lo haré.

Itsen caminó cerca del prisionero y se dio cuenta de que en su brazo tenía un tatuaje con la forma de un dragón; le pareció curioso, pero no le dio tanta importancia al pensar que sería un amante de los reptiles alados y siguió su camino. Por su mente solo pasaba idear un plan para conseguir aliados, pero en esa ciudad tan grande se sentía solo. Por consejo de Kara fue a las tabernas ya que había escuchado de las constantes discusiones que se formaban en ese lugar, además de que la gente solía soltar información confidencial por buenas sumas de dinero.

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Las Crónicas de AlbarnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora