CAPÍTULO 31(PARTE 1)

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—¡Pero qué...! Sandra, ¿Qué hace acá?— Reclamó Armando con un tono lleno de molestia y sorpresa, pero ella ni siquiera respondió y en su lugar lo empujó a un lado. Entró de lleno a la habitación escaneando todo con rapidez, levantando todo aquello que fuese de Betty.

Corrió con las manos llenas a la habitación donde dormían, y Betty brincó del susto cuando entró tan deprisa y empujando la puerta sin importarle nada.

—Sandra, ¡¿pero qué le pasa?! ¿Qué está haciendo?—preguntó sumamente extrañada y preocupada por ver como comenzaba a arrojar todas sus cosas a su maleta.

—¡Está pasando lo peor, Betty, lo peor! ¡paseme los zapatos, pero rápido, y vámonos de acá!— Betty le pasó sus zapatos que estaban en el suelo, a un lado de ella. Sandra los metió en la maleta y corrió a la salida, llevándose a Betty del brazo.

—Mi amor, ¿pero qué está pasando? —Alcanzó a preguntar Armando, con voz fuerte, apenas unos segundos antes de que ellas cruzaran la puerta. Cuando ellas corrieron a la salida, él se quedó rezagado para esperar cualquier tipo de respuesta que no llegó. Las siguió y salió al pasillo justo al tiempo en que ellas cerraban la puerta de la habitación de Sandra; soltó un suspiró y frunció el ceño antes de dar el primer paso al frente para ir hacía su habitación y tocar la puerta para saber qué es lo que estaba pasando, pero el escandaloso perfume que llenó el aire lo hizo detenerse en seco. Solo tuvo que voltear un poco la cabeza para encontrarse con Marcela, que venía dando los últimos pasos para estar frente a su puerta.

De inmediato sintió que el color se le fué de la cara, pero soltó un suspiro cuando se dió cuenta de que era imposible que ella las hubiera visto salir del cuarto. Se habían ido al lado opuesto, y era imposible que las hubiera notado si hasta hace un par de segundos iba bajando del elevador.

—Marcela...—Dijo en un hilo de voz; incluso se le había cerrado la garganta del miedo.

—Hola mi amor, ¿Cómo estás?

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Betty y Sandra se recargaron en la puerta, respirando de forma irregular por la carrera que habían hecho para salir de la habitación de al lado.

—No sé cómo lo hemos hecho, pero estoy segura de que no nos ha visto—Dijo Sandra entre jadeos y Betty la miró con pesar en los ojos.

—Pero yo sí la he visto...y no puedo creer que haya venido hasta acá, ¡Es el colmo con esa loca!

—No grites que te puede escuchar, las paredes no son tan buenas para aislar gritos, Betty— Ella abrió los ojos entendiendo la indirecta y se ruborizó de inmediato— Hubiesen invitado al menos ¿No?— Betty la miró con una sonrisa de burla y la cara completamente roja— Jajaja es broma, pero ya me estoy convenciendo que nací para ser una mera espectadora— Soltó una risa entre diversión y nerviosismo. Betty solo pudo negar lentamente mientras seguía respirando hondo para regular el sube y baja de su pecho.

—¿Cómo es que Marcela supo que estaba aquí? —Habló Betty mientras tomaba su maleta y caminaba al dormitorio. Sandra la siguió, sintiendo su nerviosismo desde los pocos metros que las separaban.

—Estaba en recepción intentando comunicarme con Cata, que por cierto dejé hablando sola en el teléfono...— Agregó Sandra con nervios, recordando que había tenido que colgar la llamada apenas contestó— Estaba ahí para avisarle que llegaríamos un poco más tarde ya que fui a tocar varias veces a su puerta y ninguno de los dos respondió, y me imagino el porqué... —Se sentó en la cama, con una sonrisa burlona mientras veía a Betty tomar una muda de ropa limpia.

DÉJAME AMARTEHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin