CAPITULO 35: FINAL

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Betty dió otro suspiro y después inhaló aire con fuerza, llevaba cinco minutos intentando ponerse un pendiente, pero el temblor de sus manos hacían que la tarea fuera imposible.

Campanas

Pensó ella con nervios cuando a lo lejos volvieron a escucharse las campanas de la iglesia.

Había llegado el día de la boda, estaba a menos de tres horas de caminar hacía el altar de la iglesia del pueblo. Armando no se lo había pensado dos veces cuando decidieron organizar la boda, para él había sido un hecho inevitable que se casaran por la iglesia, ante dios como testigo de aquel amor que había surgido casi al principio de sus vidas.

—¡Perfecto! Espero que ya estés lista porque el camarógrafo llegará en menos de una hora y...¡Beatriz Pinzón! ¡¿Por qué carajos no te has puesto el bendito vestido?!— Reclamó Camila con furia, mirando a Betty de arriba a abajo de manera reprobatoria.

Estaba todavía con la bata blanca de seda y solo con su ropa interior debajo; llevaba cinco minutos batallando con un arete, era claro que menos podría con el vestido sin arruinar su peinado.

—Me caso en tres horas, Camila, relájate un poco que le hará daño al bebé. Recuerda que las primeras semanas son algo inestables y mi deber como tía es cuidar de mi sobrino...— Camila la miró con las manos en la cintura y negó; ella estaba más apurada con vestirla y no le compraría el perdón con discursos de su recién descubierto embarazo.

—Pues tu sobrino también está muy molesto contigo; no importa si la boda es en tres horas, la sesión de fotos es en menos de media y tú aún no estás lista, Armando me va a matar— Betty soltó una risa baja por la velocidad a la que iba Camila, sus hormonas la tenían trabajando a mil por segundo y la combinación de dos mujeres embarazadas no era muy buena.

Betty soltó una risa ante los gestos que le hizo Camila, pero su mente saltó de inmediato a los recuerdos del día en que Camila les contó sobre su embarazo. Bajó la mirada ante todas las imágenes que se dibujaron en su mente, y sin querer soltó una risa de diversión, pues la reacción de Armando fue totalmente graciosa, y muy esperada debido a su carácter.

"—Pues bien... — Nicolás se removió las manos nervioso, conocía muy bien a su cuñado y no podía olvidar que era terrible hablar con él de algunas cosas, sobre todo de las que involucraban a Camila— Nosotros les pedimos que vinieran esta noche porque tenemos que contarles algo muy importante.

—¿Cómo así?— Preguntó Armando con duda mientras llevaba otro pasabocas a sus labios— Yo creía que nos habían invitado para probar estas delicias que hicieron, o bueno que hiciste tú Nicolás, porque mi hermana no cocina ni cinco...— Betty lo miró con diversión, negando con la cabeza al verlo tan despreocupado y comiendo como sí nunca lo hubiera hecho.

—Perdonen Cami, es que el embarazo le abrió un apetito que pareciera que tiene un saco roto dentro en vez de estómago— Armando la miró con el ceño fruncido mientras comía otra galleta con queso.

—¿Así? ¿Solo yo, señora? No, si se pasa usted, Bettica; eres tú la que está come y come todo el día, ¿Te da sueño? Comes por el sueño ¿Estás feliz? Comes por felicidad ¿Estás estresada? Comes por estrés...— Betty lo miró con la boca abierta y enojo fingido— ¿Ves mi amor? Eres tú la que come todo el día y de todo lo que te comes no queda ni un poquito para este pobre hombre que se está quedando en los huesos— Armando le hizo pucheros, Betty le tomó el labio inferior con los dedos y se lo tiró suavemente— ¡Auch!

DÉJAME AMARTEWhere stories live. Discover now