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Sobre avisó no hay engaño, se los dije antes de publicar así que prepárense, es un dolor necesario.

Les recomiendo poner la música que les puse en ciertos momentos, cambiara la experiencia de lectura, aunque podría doler un poquito mas.

PD. Gracias por todo.

No pago terapia.

No pago terapia

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Habían pasado ya un par de días desde la partida del sultán, Hürrem se la había pasado en sus aposentos junto con sus hijos, nadie podría culparla sus hijos eran lo que más debería importarle.

Paseaba por el pasillo sola con sus odaliscas cuando se encontró con Sah y Hatice, les regaló una sonrisa tranquila y se disponía a seguir su camino, sin embargo, ellas no parecían querer seguir el suyo.

Hatice sonrió y se acercó a Hürrem —Hürrem espero que estés preparada, cuando el sultán vuelva traerá compañía, quizás te vuelvas amiga de su nueva concubina— dijo con cierto veneno en sus palabras.

Hürrem solo sonrió.

—Que pasa Hürrem, ¿Hoy no quieres pelear? — pregunto Hatice.

Hürrem la miro con una sonrisa tranquila —Sultana, usted sabe que yo no discuto sobre cosas insignificantes. — respondió y se fue sin dejar que hablarán más del tema.

Hatice miro a su hermana y le sonrió —Pobre, cree que el sultán aún la preferirá a ella— después de eso siguieron con su camino hacia los aposentos de la madre sultana.

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Había pasado ya una semana, las cosas no habían empeorado, pero tampoco mejoraron, los comentarios desafortunados de Mahidevran y de la madre sultana estaban muy presentes todavía.

Sümbül entro con una sonrisa a los aposentos de su ama.

—¿Qué te tiene tan feliz? — pregunto Hürrem con una sonrisa.

Sümbül la miro con alegría —Sultana, su majestad ha dejado un decreto que se hará efectivo una vez regrese al palacio— dijo con una gran sonrisa.

—¿Y bien?, dime— dijo entusiasmada.

—Su majestad cerrara el harén de forma definitiva y usted quedara como la única mujer que puede entrar a sus aposentos— dijo con una sonrisa.

Hürrem se emocionó al escuchar eso —¿Estás seguro de eso? — pregunto.

—Lo vi con mis propios ojos sultana, el decreto ahora está en manos del consejo y una copia la tiene la madre sultana— dijo con una sonrisa.

Hürrem sonrió y se alegró por la noticia, pero algo dentro de ella le impedía estar tranquila, ella se sentía diferente, un aura de nerviosismo e incertidumbre la acompañaban, tenía un mal presentimiento y deseaba con todas sus fuerzas estar equivocada y que solo fuese la presión.

Luz de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora