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Topkapi palace

Dilruba entro a los aposentos y se sentó a un lado de su madre —Acaban de entregar esta carta para ti, viene de Bali Bey— dijo con tranquilidad.

—Ya había tardado en escribir— dijo Sah un poco sería.

—Madre, ¿a qué hora crees que vendrá la sultana Hatice? — pregunto con inquietud.

—No lo sé, pero no considero que venga a esta hora, seguramente estará en su palacio esperando la carta de Ibrahim que siempre le llega a esta hora— dijo sería.

—Bien, si llega a venir me entregas la carta, saldré con cualquier motivo y me desharé de ella— dijo con tranquilidad.

Sah sonrió —Bien hija mía— comenzó a leer la carta.

"Sultana, Sah.

Me temo que han subestimado lo que sé y lo que no.

Le recomiendo que antes de hacer planes a mis espaldas tenga toda la información necesaria y se asegure de que no tenga a nadie dentro del palacio que pudiese informarme lo que ahí sucede.

Ahora bien, puede idear los planes que desee, pero no funcionarán, no volveré por nada a ese imperio a menos que la vida de mi hijo este en peligro y eso jamás pasara, ambas sabemos que, aunque Mustafá supiese donde estoy, no podría entrar sin el consentimiento de la reina y mucho menos sacar a nadie.

Concéntrese mejor en educar a su sobrino y llevarlo por un mejor camino, ya que su madre insiste en cavar su tumba."

Sah bajo la carta y miro a Dilruba —No entiendo como Bali Bey fue tan descuidado— dijo enojada y se levantó del sofá.

Dilruba tomo la carta y la leyó, sonrió un poco al ver aquellas palabras.

—De que ríes Dilruba, esto es serio— dijo algo molesta.

—Madre, debes admitir que la sultana siempre será más inteligente, tener alguien dentro del palacio es arriesgado, pero fue inteligente, hasta ahora nadie sabe de ella— dijo tranquila mientras caminaba hacia la chimenea donde arrojo la carta.

—Por ahora no moveremos nada entonces, esperemos un tiempo y veremos qué hacer, de todos modos, no se moverá de ahí— dijo sería.

Justo en ese momento alguien toco la puerta, ambas miraron la chimenea, el papel se había quemado casi por completo, ya inventarían algo si se daban cuenta de que estaba ahí.

—Adelante— dijo Sah con calma.

Hüricihan entro con una sonrisa e hizo una reverencia a su tía, miro un segundo a su prima y luego al fuego sin quitar aquella sonrisa miro los restos del papel de forma disimulada.

Después de eso todas tomaron asiento.

Aposentos Kösem Sultán

Kösem leía un libro de lo más tranquila sentada en el diván de la terraza de sus aposentos, desde que su hermano murió, ella había vuelto, en el pasado se había ido al creer que protegía a la mujer correcta, sin embargo, después de la muerte de su hermano se dio cuenta de que jamás protegió a la correcta, le puso un escudo a la serpiente mayor.

Aquella que logro engañarlos a todos y cada uno de ellos con sus lágrimas.

Desde ese momento se puso como meta entonces proteger a la correcta en forma de pago por haberle fallado y haber pensado que ella sería la plaga de su dinastía cuando claramente hubiese sido la cura.

Luz de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora