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Días más tarde de la llegada de Nurbanu nada había cambiado, Nurbanu quería llevar a Hürrem al palacio de la sultana Sha, pero no podía, primero tenía que certificar que su matrimonio con un príncipe Giray era verdadero para que respetasen las normas y dejaran libre a Hürrem.

Sin embargó temían que eso no fuera suficiente para Mustafá quien se veía decidido a no dejar ir a su prisionera de manera fácil.

Al palacio llegó una carta que infirmaba de la visita de una reina importante al imperio, al principio lo tomaron como una broma, pero después de certificarla supieron que era verdad, más que nada porque la reina llego casi después de que la carta fuera certificada, a penas les dio tiempo de acomodar unos aposentos para la invitada y arreglar ciertas cosas para su llegada.

Aquella mujer bajo de su carruaje y camino hacia la entrada del palacio, entro con calma.

Su vestido era rojo, muy hermoso y cubierto de pedrería fina, su rostro no podían verlo pues una fina apa de tela lo cubría lo suficiente para que no la vieran, pero con rango de visión para no tropezar.

Su delicado caminar hacia que no pudieran notar ni un solo ruido proveniente de sus zapatos. Por un momento todo iba bien hasta que el guardia dio la vuelta y vio que la mujer ya no estaba tras de él.

Aquella mujer no le importó las reglas del palacio y fue hacia donde estaba el ala real, camino con delicadeza hasta llegar al lugar donde estaba Hürrem, la habitación fue abierta pero nuevos barrotes estaban añadidos a la puerta, la tenían como si fuese una prisionera, ella estaba sentada en el suelo, tenía carta en sus manos, era una que Süleyman le había mandado cuando estaba en guerra, una carta de amor.

Sus lágrimas bajaban por sus mejillas, se veía que su alma estaba rota, estar en ese palacio le recordaba muchas cosas que no había podido superar, podía escuchar las risas de sus hijos cuando eran niños jugar en esa misma habitación mientras Süleyman y ella disfrutaban viéndolos jugar.

La reina no dijo nada, tan solo la miro y luego se retiró diciendo en un susurro "Te sacare de ahí".

Camino de regreso al pacillo principal donde el guardia la esperaba un poco asustado por no saber a dónde había ido, lo siguió hasta la sala del consejo donde Mustafá y Mahidevran la recibirían, nadie podía verlo, pero tenía una pequeña sonrisa y una mirada firme como si algo estuviese planeando.

Entro a la sala del consejo y pese a que ella visitaba territorios que no eran suyos no hizo ningún ademan de respeto como tal simplemente saludo con delicadeza.

Mahidevran en cambio se vio obligada a hacer una reverencia pues ella no tenía opción alguna, aunque la hizo con gusto ese gusto se le quitaría más tarde.

—Bienvenida Majestad, hemos preparado una hermosa habitación para que descanse y más tarde podamos hablar con mejor entusiasmo— dijo Mahidevran con una sonrisa.

La mujer sonrió tras el velo y contesto —No hay necesidad de eso, llegue ayer y descanse lo necesario, además no me quedare en este palacio, he hecho un trato tiempo atrás con el difunto Sultán Süleyman y tengo un palacio que este me vendió no muy lejano a la capital, ahí descanse así que estoy bien— dijo con calma.

Mustafá sonrió un poco su padre jamás habría hecho eso, sería algo que lo sorprendía y lo alegraba al mismo tiempo, al menos esta mujer venia en buenos términos —Me alegra escuchar eso majestad, entonces me gustaría escuchar el motivo de su visita a nuestro imperio— dijo moviendo una mano al guardia para que le pusiera una silla.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2023 ⏰

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