2. All Too Well

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Alicia dio un largo suspiro mientras terminaba de calificar el último examen de su clase de español de segundo año. Las notas eran decadentes, porque a los gringos simplemente no les interesaba aprender el idioma, pensó.

Juntó la pila de papeles y Miguel volvió a ponerle agua caliente a su taza de manzanilla, ya casi oscurecía y algunos clientes pasaban a comprar un postre para la cena, la vitrina ya estaba medio vacía y la pelinegra sopló su té antes de tomar un sorbo mientras Miguel apoyaba sus codos en la barra para mirarla.

-Entonces... don Pedro me llamó anoche. -le contó.

-No le digas "don". -masculló Alicia.

-Así le digo a mis clientes.

-¿Te llamó...? -lo animó a seguir.

-Para preguntarme por ti, quería saber si todo seguía en discreción.

-Tss, se cree que voy a decir algo, que paranoico.

- Preocupado diría yo.

-No me agrada, estaba desesperado porque le firmara, creo que piensa que soy tonta, o peor, que soy una fan loca. -murmuró.

-Debe ser una mala impresión. -señaló Miguel. -A mí me trató bien.

-¿Y qué le dijiste? -preguntó la pelinegra.

-Nada, que todo estaba bien, le di tu número. -confesó.

-Ay Miguel y no me preguntaste.

-No creí que te molestaría. -Alicia rodó los ojos y bebió otro trago de té.

Del encuentro con Pedro Pascal había pasado una semana. No lo había vuelto a espiar porque su interés se fue en el momento en que supo quien era y lo conoció, ya no era emocionante, sólo quería que se fuera para poder quedarse con la casa.

Miguel eligió un pastel de la vitrina, el trozo más prolijo de una torta de panqueques de naranja y lo puso en un recipiente ecológico.

-Toma, si puedes hacerme el favor de dejarle esto.

Alicia juntó sus labios en una línea recta y dejó caer los hombros.

-Ahora quieres que sea tu mensajera, ¿por qué no subes tu culo hasta allá?

-Porque tú vas de camino, hazme el favor quieres. El pobre hombre está ahí encerrado... que se coma un pastelito.

-Qui si cimi in pistiliti. -lo repitió Alicia.

Después de tomar sus cosas, agarró el pastel con una mano y se dispuso a salir, despidiéndose de Miguel desde la puerta. Caminó lento a propósito y subió las escaleras arrastrando los pies. Ya frente a la puerta de su vecino, tocó 3 veces.

Escuchó unos pasos y después silencio.

Y más silencio.

-Soy yo, Alicia. -dijo en voz alta, imaginándose que Pedro estaba tras la puerta, asustado de abrir y que otra persona lo reconociera. Extrañamente, notó que esa puerta no tenía el agujero como la suya.

Pedro abrió despacio y sólo asomó la cabeza para saludarla. Le sonrió y Alicia sintió olor a comida desde adentro, como a carne al horno.

Le extendió el pastel.

-Miguel le envía esto.

-Pasa. -la pelinegra parpadeó.

-En realidad, sólo quería entregárselo y...

-Insisto.

Alicia entró de mala gana y sintió el aroma más de cerca. Pedro llevaba un delantal de cocina y bajo este una camiseta negra. Había una copa de vino a medio tomar en la mesa del comedor y las cajas apiladas que había visto días atrás ya no estaban.

Rose Colored Boy [Pedro Pascal Fanfic] TERMINADOWhere stories live. Discover now