Четырнадцать.

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El sonido del disparo y el cuerpo del escarlata cayendo al suelo congelaron al de hoz y martillo que contuvo la respiración viendo como se formaba un charco de sangre bajo Dritte que miró sus manos ensangrentadas intentando procesar que tenía un agujero de bala en medio del estómago.

En medio del forcejeo entre todos el tricolor intentó hacer un tiro de advertencia, pero URSS le arrebató el arma por inercia y acabó por dispararle accidentalmente al de esvástica que ahora se retorcía adolorido entre lágrimas retenidas en sus ojos enrojecidos por el dolor punzante del orificio y la quemadura, estaba perdiendo mucha sangre por lo que el carmesí se quitó el suéter con rapidez para así intentar detener el sangrado ajeno bajo las otras dos miradas perplejas por la manera en que el fascista lo miraba buscando consuelo.

Las manos del de suéter claro teñido de rojo se colocaron sobre las más grandes ajenas, comenzaba a toser sangre y a marearse sintiendo su cuerpo cada vez más frío sabiendo que de una herida así solo le seguía otra muerte aunque aún después de las anteriores sentía mucho miedo.

—So.. Sowjet, ¿Grisha.. —Vocalizó débil mientras la sangre de fuerte sabor metálico resbalaba por las comisuras de su boca dándole una apariencia lamentable y pálida—.

—Está escondido detrás del sofá, ya no hables idiota —El azabache hacía lo que podía con mucho estrés, sabiendo que de un disparo tan cercano seguro sus órganos estaban dañados y su agonía no hacía más que alargarse.. pero tampoco quería tomar el arma para facilitar su muerte—.

Por lo que lo tuvo entre sus brazos viendo cómo se ahogaba con sus sangre hasta que dejó de respirar finalmente, fue incluso peor que la nieve o los lobos.. o que haberlo asfixiado la segunda vez, tenerlo agonizante de esa manera sufriendo en sus manos lo hizo pensar mil y un cosas sobre todo.

—Lárguense de mi casa.. —Su voz furiosa salió como un rugido voraz, no quería que nadie más volviese a acercarse a su propiedad o al cuerpo inerte del escarlata— ¡Dije que se larguen, maldición!

—..No podemos, está iniciando otra tormenta. —Alemania recogió su arma asegurándola para evitar otro accidente, mirando con neutralidad tensa al euroasiático que se aferraba al cadáver del ex dictador, a lo que dio un paso hacía atrás cuando este se levantó—.

El de parche caminó a la puerta para abrirla con fuerza usando una sola mano, bajando luego las escaleras hasta llegar al patio a tomar la pala para comenzar a cavar tras dejar el cuerpo de Reich acostado sobre la nieve que se teñía ahora, el polaco se sentó en el sofá individual y el rubio se mantuvo de pie mirando a través de la ventana cómo el mayor enterraba a su antiguo enemigo de la guerra pasada.

El lobito asustado y tembloroso salió para acercarse a la entrada emitiendo un llanto que hizo chasquear los dientes al bicolor, parecía que el animal con las patas manchadas de sangre esperaba a que sus conocidos entrasen para sentirse seguro ante la presencia de extraños agresivos. Pero únicamente el de ojo hielo cruzó la entrada que cerró de portazo.

—Grisha.. —Llamó soviet alzándolo en brazos ignorando a los otros dos como si no existieran para ir a la esquina de la sala a tomar las mantas y llevarlas hasta su habitación, pasando olímpicamente de la gran mancha en su alfombra—.


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El hombre de pequeños lentes redondos lo miró con seriedad o siendo esa la respuesta que quería, a pesar de que no le habían revelado la intención real de la Operación Barbarossa el de esvástica se mantenía dudoso respecto a la ofensiva contra el Este, algunos dentro del círculo pensaban que escondía algo pero no podían hacer mucho debido a que el mismo Adolf creía en la palabra de Dritte respecto a que "Era mejor dejarlos para el final" porque así se confiarían de que nada les ocurriría.
Sin embargo cometió un descuido al hablar con los niños eslavos mediante la radio de su oficina, fue oído por una secretaria fiel seguidora del partido que inmediatamente notificó su sospecha de traición a Himmler.. quien obteniendo la señal de radio contraria envió un bombardero a esa ubicación en algún punto lejano de los espesos bosques rusos, logrando terminar de manipular al de bigote pequeño para autorizar el ataque por el segundo frente y así dejando sin salida también a la encarnación de su territorio.

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Los europeos se habían quedado allí oyendo como el salvaje viento helado golpeaba las ventanas cada cierto momento, por suerte habían llevado comida en sus mochilas pues el de ushanka marrón no volvió a salir. Un rasqueteo en la puerta los hizo desviar la mirada desde la televisión hasta esta con extrañeza, apenas comenzaron a pensar que se trataba tal vez de un animal salvaje buscando refugio de la nevada cuando se abrió de golpe dejando ver al de esvástica tiritando de frío y con una expresión de enojo enorme.

Rebirthing [T.R × URSS]Where stories live. Discover now