Capítulo 40. Territorio claro.

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Los brazos de Tanner apretaron a Dion contra su cuerpo, quería instintivamente pegar al otro a él, porque deseaba sentir su calor, pero también añoraba compartirle sus feromonas, pegarlas a la piel ajena para que fueran olidas por cualquier otro que se le acercase. El omega no resistió mucho tiempo durante el beso, se apartó primero, porqué se sintió apenado, él nunca había deseado ser tocado con tanta intensidad, pero a la vez, eso tan nuevo lo intimidaba por dentro.

Tanner no se limitó para esconder cuan desconcertado se sintió por el rompimiento del beso, no fueron ni treinta segundos, sin embargo, Dion lo abrazó, pegando su mejilla izquierda al pectoral derecho de él. El contacto fue principalmente delicado, como el omega que lo estaba dando.

La sonrisa de Tanner se curvó, porque tampoco estaba mal un abrazo de una persona pura como Dion. Le cobijó con los brazos, enterándose en el proceso que el cuerpo de Dion cuadraba por completo junto al suyo, quería más, pero no quería ser impaciente.

Él no era un inexperto en cuanto a contacto físico de distintas clases se refería, no obstante, Dion sí era todo un novato, además, no podía hacerlo con un omega que nunca había entrado en calor, su flor literalmente no estaba lista para recibir a nadie todavía.

La paciencia debio de ser la virtud a trabajar en los proximos dias, seguramente, tambien el autocontrol. Sí, el autocontrol debía ser su religión por las próximas semanas, claro, que debía anotar en la libreta de su gratitud, que Dion no estaba en calor, si lo estuviese, era muy probable que ni la virgen del autocontrol le ayudase.

—Hueles bien —susurró Dion, refregando su mejilla en Tanner, justo como un gato lo haría al estar en presencia de alguien ameno a sus gustos.

—No soy el único con buen aroma —dijo Tanner sonriéndose grande—, tú hueles de maravilla, mis fosas nasales están agradecidas porque existen para poder olerte.

Dion se rio, Tanner estaba siendo singularmente gracioso. Él no sabía que Tanner contaba en su personalidad con un lado gracioso, honestamente, ni Tanner estaba seguro de si conservaba ese lado suyo aún. Se había vuelto un empedernido adicto al trabajo, que solo pensaba en el bien para la manada y en el bien para su empresa.

De improvisto su vida personal se vio opacada por las labores que realizaba cada día, perdió el interés por salir con amigos o por tener una relación, una fracción de su conciencia le decía que había usado esos deberes como refugio, para evitar preguntas incómodas de personas incómodas con sus vidas, que tenían que ir preguntando aquello que no les daría ni salud.

Recordó imprecisamente cómo era él en la universidad. Se reía, bromeaba y estaba más libre, sus hombros eran muchísimo más ligeros, no estaba tenso todo el día ni estaba tan irritable, sabía que tenía algunos deberes para con sus estudios y el equipo, pero eso era todo.

Su vida había sido buena, buena de muchísimas maneras distintas. Sin embargo, después de volverse un adulto socialmente responsable, comenzó a pensar que tenía más deberes y problemas, sus alegrías fueron menos, igualmente, cuando fue rechazado por la persona que le gustó, se sintió ofendido.

Él se esperaba a sí mismo un buen partido, que alguien rechazara todo ese esfuerzo lo cabreó tanto como lo hirió. Con eso en mente, pensó que era mejor como sucedió todo. Si él se hubiera emparejado con Marc, Dion nunca hubiera llegado a su vida, y esperaba con franqueza, Dion era mejor que Marc en un sentido grato.

Marc era alguien agradable y alegre, más bien tímido en algunos sentidos, pero no era una mala persona, por el contrario, Dion era demasiado resplandeciente, era casi un insulto que ni él notase cuanto brillaba. Compararlos no era adecuado, Marc no podía igualar a Dion, Dion tenía una chispa única dentro de él, esa chispa hacía a los demás sintiéndose seguros a su alrededor, los hacía olvidar todo lo que había fuera para basarse en el interior.

Efecto OmegaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang