𝟏𝟔. 𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚

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|EVE|

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Jueves, día de la prueba...

Tomar la decisión que tomé fue sencillo para mi corazón y difícil para mi cabeza. Mis sentimientos hacia Ian me empujaban a hacerlo, pero la poca dignidad que conservaba me aconsejaba que lo mejor era descartar esa idea y mantenerse en la línea de no mezclarme en exceso con él.

Val no me ayudaba en absoluto a decidirme, en lo único en lo que ella estaba centrada era en terminar ese test que rellenaba en una revista del corazón una vez por semana. Al parecer servía para ver con qué tipo de chico encajas mejor en el tema amoroso, pero a ella le salía un tipo de chico distinto cada vez que lo hacía; quizás por eso cambiaba tanto de lío, para serle fiel al resultado de la revista.

—Tímido, pasional en lo privado y divertido... —murmuró en voz alta—. Bueno, pues ya sé con quién voy a pasar el finde.

—Xavi.

—¡Bingo! —celebró—. Pero no por nada, solo porque me lo dice la revista, eh.

—Ya, claro.

Le eché una mirada divertida, una que le dejaba bastante claro que no me creía en absoluto que quisiera ver a Xavi por lo que una estúpida revista le dijese. Ella quería quedar con Xavi de todas formas, y no sabía ni qué excusa poner para hacerlo sin llegar a sentirse mal consigo misma por haberse enganchado a un chico.

—A ver, déjame ver el resultado —pedí.

—¡No! —dio un brinco sobre la cama, esquivando mis brazos y mis intenciones por ver lo que esa revista decía en realidad— ¡Eve! ¡Dame eso!

Sujeté el papel con fuerza, aferrándome a él para no perderlo en los tirones que ella me daba. Parecíamos Tom y Jerry, haciendo un recorrido por todo mi cuarto a carrera abierta.

—Atrevido, caliente y algo macarra... ¡Es todo lo contrario a Xavi, Val!

—Bah —sacó la lengua con desgana, se cruzó de brazos y ocultó su vergüenza con una mueca seria. Todos sus intentos fueron descubiertos por esas mejillas cargadas de rubor que se pusieron más rojas de lo que ya estaban.

—Te gusta Xavi.

—No.

—¡Estás apretando la mandíbula! —la señalé— ¡Te gusta Xavi!

—¡QUÉ NO, PESADA! Además, no me juzgues, tú te estás planteando el ir a apoyar al chico más imbécil del barrio. Creo que eres tú la que tienes que darle una vuelta a tus acciones, no yo. ¡Dame eso!

Sus palabras me dieron que pensar. Le devolví la revista a medida que analizaba y reflexionaba sobre el tema. ¿Me estaría equivocando al ir a esas pruebas? ¿Era mejor quedarme en casa?

—¿Crees que debería quedarme? —planteé en voz alta—. Me da lástima que no tenga a nadie allí. Podrías ir tú.

—¿¡Yo!? —se señaló— Yo no pienso volver a hablar a ese cabrón hasta que se disculpe de verdad conmigo. Se ha comportado como un idiota con todos nosotros, y él lo sabe. Así que le toca ceder a él y no a mí.

𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨 𝐈𝐧𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐭𝐨Where stories live. Discover now