Capitulo 6

167 14 19
                                    

—¿Qué coño quieres?

La persona vestida de Ghostface las rodea caminando en círculos, ahora ellas eran una presa.

—Es hora de que todo esto acabe. Aunque después pensé ¿Por qué no debería permitirme divertirme en el proceso?

Maureen se acerca y le da tirones al traje, cuando Ghostface inclina la cabeza para mirarla, la pequeña alza los brazos esperando a que la cogieran. Lo cual hace con gusto. Sabe perfectamente que así Sidney no podrá atacarle.

—Escúchame, haremos lo que tú quieras. Pero no le hagas daño a mi hija —le suplica con lágrimas en los ojos.

Cuando la niña pone sus manos en la máscara y empieza a juguetear con ella, el asesino la coloca enseguida en el suelo, sin llegar a soltarla. Tatum sin llamar la atención se lleva a su hermano y se esconden tras Sam.

Sidney intercambia más palabras con la persona que hay debajo del disfraz, pero la joven ya no le presta atención y se centra en los peques de la casa.

—Tatum, ¿recuerdas cuando nos dijiste que no le tenías miedo? —le susurra Sam a Tatum.

—Sí, pero eso era diferente. Era una película, este es de verdad —gimotea—. Y siempre acaba mal.

—No para nosotras si eres inteligente. Esas historias del pasado, antes de ser películas fueron una realidad, tu madre es una superviviente y ahora yo también... Si queremos salir de esta necesito tu ayuda. Juntas podemos patearle el culo.

La niña asiente retirándose las lágrimas con la manga y poniendo cara de chica valiente.

—¿Qué puedo hacer?

—Lleva a tu hermano a la habitación que menciono tu madre, y llama a la policía. Si te es posible, ves a la cocina y coge el cuchillo más grande que tengáis.

—¿Voy a tener que usarlo? —su cara es puro temor.

—No. Es para mí, pero si fuera necesario, sí. Tendrías que ser una niña valiente y usarlo. Ahora ve, date prisa.

Por suerte Dani no hace ruido ninguno y consiguen salir ambos del salón sin llamar la atención. En el tiempo que a hablado con Tatum, se da cuenta de que el desgraciado no ha soltado a Maureen en ningún momento. Levanta el brazo y tira el cuchillo dejándolo clavado al suelo, justo a los pies de Sam.

¿Se está rindiendo? Desearía haber prestado atención, pero sin perder tiempo lo agarra y lo tiende amenazadoramente hacia él. Consiguiendo que solo rompa a reír.

—Acabas de dar el paso más estúpido y en falso de toda tu vida. Te doy cinco segundos para que sueltes a la niña o te juro que vas a conocer mi lado paterno ¡Y NO TE VA A GUSTAR UNA MIERDA!

Hurga en su disfraz y saca otro cuchillo del bolsillo.

—Oh, Se cómo es, lo he oído todo. Y me gustaría verlo —dice, apoyando el filo contra el cuello de la pequeña—. Esto es sencillo... Sidney tu estas armada, ahora Sam también. Esto es entre vosotras dos, cuando una caiga con su cuerpo totalmente inerte sobre el suelo, me iré dejando a los niños.

¡¿Quiere que nos matemos entre nosotras?!

Si Sidney lograba acabar con ella la historia se repetiría. Pero si lo hacia ella se convertiría en lo que su padre nunca pudo.

Ya era odiada. No quería ni pensar la repercusión que tendría sobre su vida cuando todos se enteraran de que la muerte de la primera superviviente de Woodsboro recayó sobre sus manos. Como un legado totalmente enfermizo. Pero si quería salvar a los niños tenía que pensar rápido.

EL REFUGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora