Capitulo 17

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—¡¿Voy a ser tía?! —pregunta Tara totalmente incrédula.

—¿A ti cuando te han dado como cajón que no cierra? —añade Mindy sin vergüenza alguna.

Martha le da un rápido capón, quedaba claro que era muy recta en cuanto a la educación de sus hijos y no le molaba demasiado que fueran tan lengua larga.

Sam deseaba en ese momento que le tragara la tierra, tenía la vaga sensación de que tanto Sidney, Gail y Kirby tampoco sabían dónde meterse.

—Aquel día, después de que aquel cap... —Chad se detiene al ver la mirada de su madre y reformula la palabra—. Ghostface tratara de reventarnos en la piscina.

—¿Cómo sabes tú eso? —se adelanta Danny a los pensamientos de la joven.

—No es que seáis muy discretos, dejasteis la puerta sin echar el pestillo. Así que cuando entre para cambiarme puesto que los demás baños estaban ocupados, os vi... bueno mejor ahorramos los detalles, no quiero acordarme de ello —añade, frotándose los ojos de manera teatral mientras finge una arcada.

—Bueno, todo está en una fase muy temprana. En caso de que no quisieras tenerlo podrías abortar, en California es completamente legal. También tendrías otras opciones, como la adopción cerrada o abierta —le informa la enfermera—. Piénsalo con calma, si tomas alguna de esas decisiones házmelo saber.

Sale por la puerta y todo se envuelve en un amargo silencio.

—Chicos, nosotros deberíamos irnos ya. Vuestro padre lleva un buen rato esperando y el vuelo sale en 1 hora.

—Parece que nuestros días libres ya han acabado. Es hora de volver a NY y continuar con la universidad —dice Mindy con semblante triste.

Seguramente estaba recordando a Anika. Aunque tratara de ocultarlo, sabiamos que seguia siendo algo duro para ella.

—Entonces, ¿tú también te vas? —pregunta Sam, volteándose hacia su hermana.

—¿Qué? De ninguna manera, no te voy a dejar así, y mama...

—Tara, no puedes dejar los estudios, ni por mí, ni por ella. Recuerda lo que me dijiste aquel día después de la fiesta. Tienes que formar tu propia vida y sacarte la carrera. Hacer lo que te gusta —agarra las manos temblorosas de su hermana—. Yo me voy a quedar aquí un poco más, por si me necesitaran, en cuanto todo esto acabe volveré contigo. Solamente tener mucho cuidado, no os separeis.

Retira las lágrimas de su mejilla con la manga y se abrazan entre ellas, acuerdan entre los cuatro ser activos en el grupo, mantenerla informada sobre todo lo que ocurra y hagan en NY. Prácticamente que vivan como si estuviera con ellos, solo que su método seria los mensajes en línea, las video llamadas... etc. Tenía que confiar en que estarían a salvo, sabía que Ghostface no iría tras ellos, solo tenía en mente a ella y Sidney.

En cuanto la familia y Tara abandonan la habitación, Kirby aprovecha y lanza la pregunta que parecía llevar contemplando un buen rato.

—Bueno, ¿Qué tienes pensado hacer? ¿No pensaras tener al bebe? Eres muy joven aun para eso.

—¡Kirby! —le regaña Sidney.

—No me malentiendas, es su decisión, pero creo que con Ghostface detrás, no es buena idea.

—Cariño, tienes que escucharla. Sabes que tiene razón —agrega Danny—. No podemos tenerlo.

Sam le mira con los ojos como platos, no podía creer lo que estaba oyendo. Aunque en ese preciso momento ella tampoco sabía muy bien que hacer o decir.

—Tú no eres quien para opinar, es su cuerpo, ella será la madre. Ella toma la decisión. Con perdón, pero en esta situación no pintas nada, guapito —espeta Gail.

—Soy el padre, creo que mi opinión cuenta más que la de cualquiera aquí presente. Es NUESTRO problema.

La conversación se vuelve una discusión, entre los que estaban en contra y a favor. Las voces cada vez eran más altas, Sam termina por hartarse de escucharles y permanecer callada.

—¡FUERA DE AQUÍ TODOS! ¡AHORA! —grita.

—Sam, escucha...

—¡NO, YA HE ESCUCHADO SUFICIENTE. NECESITO SILENCIO. EL QUE NO ESTE FUERA DE ESTA PUTA HABITACION EN MENOS DE DIEZ SEGUNDOS, LO DEJO COMO UN JODIDO COLADOR!

Las chicas deciden no jugársela y obedecer. Sabían por el tono de Sam que habían rebasado su límite, no era buena idea tentar a los nervios de un Loomis. Danny se queda un poco rezagado, antes de que tenga la oportunidad de salir, la joven le llama.

—¿Puedes cerrar la puerta? Quiero hablar contigo un momento, a solas.

—Claro —hace lo que le pide y se sienta junto a ella en la cama—. ¿Qué pasa?

—Voy a tenerlo, Danny.

El joven se vuelve blanco como un fantasma.

—Sam, no creo que sea algo sensato en este momento y...

—No, escúchame. Sé que esto es un marronazo muy grande. Pero no pienso hacer lo que mi madre quiso para mí. Asido un error, sí, pero mi error. Bueno, nuestro... Aun así, si no quieres hacerte cargo, lo entiendo. Yo puedo sola.

—Nena, creo que te estas precipitando. Este asunto es demasiado para nosotros.

—Por eso solo te voy a pedir una cosa.

—Lo que quieras —agarra delicadamente su mano y besa sus nudillos.

—Quiero que te vayas a NY. Allí tienes tu trabajo, y desde tu apartamento podrás vigilar a mi hermana y los mellizos, asegúrate de que están a salvo.

—¡Ni hablar! ¿Quién va a cuidar de ti entonces? ¿Dónde vas a ir? ¿Vas a regresar de nuevo a esa casa para que ese loco trate de matarte otra vez?

—Tengo un plan, esto es algo que tengo que arreglar yo sola. Por favor, Danny —suplica—. Vete.

El joven veía que por más que tratara de convencerla de hacer lo contrario, no podría. A regañadientes, termina por darle el espacio que le pedía, antes de marcharse le recuerda que aún tiene tiempo para pensarse bien lo del bebe.

Cuando se ve envuelta de nuevo en la soledad rompe a llorar, tanto información que digerir, tantas emociones, tantos problemas.

Alguien llama delicadamente a la puerta, Sam trata de ocultar sus lágrimas lo mejor que puede e invita a la persona a pasar.

Se trataba de la enfermera.

—Y bien, ¿has tomado alguna decisión?

—Voy a tenerlo —responde con firmeza por segunda vez.

—De acuerdo, tenemos tu número de identificación. Puedo fijarte una cita con el obstetra para dentro de unas semanas y ver cómo vas, si te parece bien.

—Si —antes de que la mujer abandone la habitación, le pregunta—. ¿Dónde están mis cosas? Me gustaría irme...

—Oh, sí claro —abre un armarito y saca una chaqueta donde Sam tenia guardadas todas sus cosas—. Aquí lo tienes. ¿Quieres que avise a tu familia? Las he visto hablando al final del pasillo.

—No, ellas no son mi familia.

—Entiendo...

—Aunque, como si lo fueran —añade con una ligera sonrisa.

Después de todo se preocupaban por ella, al igual que Sam por Gail, Kirby y Sidney.

Suena una estridente alarma proveniente de otra habitación, la enfermera se despide y sale como alma que lleva el diablo.

Sam aprovecha el momento, agarra sus cosas, se mimetiza con la gente y trata de escaparse sin que nadie la vea. Para su mala suerte, Tatum la ve. La joven le hace una señal, llevándose el dedo a los labios pidiéndole que se mantuviera en silencio. La pequeña hace un gesto gracioso, como si cerrara su boca con cremallera y tirara la llave a lo lejos. Le guiña el ojo y vuelve con Sidney.

Las primeras horas de la mañana resultaban ser mortalmente frías y la joven se estremece al notar la brisa entrar a través de su ropa.

Saca dinero de su bolsillo y paga a un taxista para que la lleve al único lugar donde podia establecerse en ese momento, aportándole un mínimo de apoyo y seguridad.

EL REFUGIOWhere stories live. Discover now