Capitulo 7

168 15 25
                                    

Tras muchas dificultades evadieron a la abundante prensa, finalmente consiguieron llegar a la casa antes del mediodía.

Ante la puerta, Sam se debate entre la idea de si llamar a la puerta o dar media vuelta. Pero entonces recuerda que no está sola y toca el timbre.

—¿Quién es? —pregunta Christina mientras se acerca.

Podía oírse perfectamente la tele desde el porche, seguramente estaba viendo las noticias y no se fiaba ni un pelo de quien podria estar tras la puerta. Y en vista de lo que paso con Tara hace más de un año hacia bien.

—Mama... —Sam se sentía rara al llamarla así—. Ábreme, por favor. Soy yo.

El doloroso silencio se hace presente, la joven estaba segura de que no le abriria la puerta, sin embargo para sorpresa de todos, se escucha el clic de la cerradura al desbloquearse.

—Tu hermana no está aquí —dice seriamente a la vez que se tambalea, en cuanto levanta la cabeza, ve a Sidney con maletas en las manos—. ¿Qué hace ella aquí? —susurra.

Entonces Tatum decide irrumpir como toda una heroína para salvarnos a todas de la amarga situación.

—Hola señorita —saluda alegremente.

—Pero bueno... —su semblante cambia de parecer una borracha encabronada, al de una persona dulce en milésimas de segundos. Se agacha y coloca a Tatum entre sus brazos—. Hacía años que nadie me llamaba señorita ¿De dónde sale esta preciosidad?

Sam mira a todas partes preguntándose qué han hecho con su actual madre.

—Imagino que ya te has enterado de lo que ha pasado —señala la joven, apuntando en dirección a la televisión—. Sidney y sus hijos necesitan un sitio para quedarse. En casa de Martha es imposible y no pienso dejar que los pequeños se queden en un motel. Aquí tenemos hueco y ella me acogió a mi cuando nadie más lo hizo.

Christina vuelve la mirada desde su hija hasta Sidney de nuevo, la tensión podía palparse en el ambiente, la peque era consciente de ello y sin embargo parecía decidida a no perder la guerra.

—Por favor, ese hombre malo me da miedo. No quiero estar ahí fuera, sin un hogar con mi mami y mis hermanitos,—gimotea falsamente contra el hombro de la mujer—. Y no quiero estar sin Sam, ella es fuerte. Ya le ha pateado el culo, con ella sé que estoy a salvo.

Y pensar que fue ella la que realmente me salvo. Christina coloca a Tatum en el suelo, mira los vendajes de su hija, suspira y entra la casa.

—¿Vais a pasar o queréis quedaros ahí fuera todo el día?

¡NO NOS HA ECHADO!

Esta niña es un milagro.

—Bien hecho, pequeña bruja —susurra Sidney a su hija, entonces se acerca hasta Sam—. ¿Seguro que es buena idea que nos quedemos aquí? Nuestra última interacción no fue muy buena que digamos, aunque se lo busco.

—Considéralo como una disculpa atrasada por ponerte la cornacea hace 25 años aun sabiendo que ya estabas "comprometida".

—De acuerdo —sonríe a la vez que se acerca—. Pero déjame darte un consejo.

—Claro. ¿De qué se trata?

—Quita ese columpio del árbol de la entrada —añade entrando en la casa con sus dos hijos en brazos.

Sam no termina de comprender a que ha venido ese comentario, lo mira dubitativa pensando si es porque tiene miedo de que los pequeños se hagan daño. Sam sabe que es totalmente seguro, Tara y ella habían jugado muchas veces en el.

EL REFUGIOWhere stories live. Discover now