Wellerman

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No podía dormir, miraba el techo de su cuarto pensando en todo lo que había dicho su madre, mientras Fauces roncaba a los pies de la cama. No quería admitir que tenía razón. Era cierto que los lores no aceptarían su comportamiento. No porque éste estuviera mal, sino porque estos eran de mente cerrada. Muchas de sus hijas solo eran criadas para casarse y engendrar hijos, y ellas no aspiraban a más. Algunas ni siquiera sabían leer o escribir, pero eran calladas y sumisas, todo lo que un lord deseaba. Solo querían una mujer que fuera un mueble más de la casa y que le diera hijos varones que pudieran heredar sus tierras. Estaba agradecida con sus padres por permitirle ser ella misma. Habían llegado a un acuerdo, donde dejaba que su septa le enseñara lo que se supone que tiene que aprender una dama, aunque se le diera mal la mayoría de las cosas,  a cambio de que sus padres le dejaban hacer sus escapadas al mar y complementar su educación con formación que ella deseara.

Una vez su padre había intentado desmotivarla mandándola como grumete en un barco ballenero. Rhaenys no estaba de acuerdo con la idea, ya que su hija estaría rodeada solo de hombres el tiempo que durará el viaje. Corlys la enroló en una expedición corta, y colocó a Brego como capitán, para que estuviera pendiente de Alyssa. Solo pasarían una semana en alta mar para preparar y enseñar a los nuevos grumetes. Puede que Brego estuviera para proteger la virtud de la niña, pero eso no quería decir que la trataría diferente, y la tendría entre algodones. El marinero no tuvo clemencia con ella, la hizo trabajar igual o más que a los demás, intentando quitarle la sonrisa de la cara a la joven, orden que le había dado su amigo, pero nada podía apagarla. Ni el trabajo duro, ni el mal olor que desprendía el barco, ni el dormir en una sucia e incómoda hamaca pudo borrar la felicidad de Alyssa.

Nadie le trataba como una dama y eso le encantaba, puede que al principio los marineros no estuvieran de acuerdo en tener una mujer a bordo, aunque adoraban tener a Facies en el barco, ya que cazaba las ratas que se encontraban en la bodega. Pero todo cambió el quinto día de travesía. Se encontraba cenando, con Fauces tumbado a sus pies, cuando el perro se sentó levantando las orejas.

- ¿Qué pasa chico, has escuchado algo?- Preguntó mientras se levantaba para otear el horizonte.

No supo porqué lo hizo, solo siguió su instinto. Dejó el cuento en el suelo y se subió a la barandilla. Agarrada a un cabo se concentró en la superficie del agua y sin pensarlo entonó unas cuantas notas al aire. Los marineros y el capital la miraron extrañados, pero se sorprendieron cuando escucharon la contestación de un espiráculo al levantar el agua. La joven sonrió volviendo a repetir el mismo sonido y no dejo de hacerlo durante la caza del cetáceo. Ni cuando Brego le entregó un cubo, mandándola sacar el resto del "blanco de ballena" del animal, ya que era la más pequeña de la tripulación y la que mejor entraba por el agujero. Y siguió sonriendo cuando finalizada la semana volvieron a puerto, cantando a pleno pulmón con el resto de la tripulación, los cuales la apodaron su sirena de la suerte.

"Soon may the Wellerman come
To bring us sugar and tea and rum
One day, when the tonguing is done
We'll take our leave and go "

Corlys Velaryon se arrepintió de haber enrolado a su hija en el ballenero, desde el momento en que la vio bajar del barco, sonriendo y feliz. Apestaba a ballena a millas de distancia y no paraba de cantar y tararear esa cancioncilla que su padre acabaría odiando tanto.

- Lo siento amigo, he intentado todo lo que se me ha ocurrido- Dijo mientras colocaba una mano en el hombro de Corlys para darle el pésame- Pero es inquebrantable.

Alyssa salió de la cama despertando al perro, que dormía tranquilamente. El pobre Fauces, se cayó de la cama tirando un par de cosas por el camino. Rezo para que nadie lo hubiera escuchado. Se vistió rápidamente y salió del dormitorio seguida del can. La puerta de la habitación, que una vez perteneció a su hermana se abrió asustándola. Al otro lado sus dos sobrinas la miraban extrañadas, era muy pronto para estar despierta.

HATE ME (Aemond Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora