We all Lift Together.

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El barco había atracado en el puerto de Desembarco del Rey. Se le había hecho tan corta la estancia en alta mar. Su madre le había mandado en la embarcación de Brego, sabiendo que su hija no podría comportarse como una pasajera normal y corriente. Y tenía razón ya que montó en el barco vestida de grumete y operó el navío junto a los demás marineros. Tuvo que dejar de trabajar e irse a asear y prepararse cuando vislumbraron Desembarco del Rey a lo lejos. Se bañó con rapidez y sacó un vestido de su baúl, apenas había conseguido esconder un par de pantalones y camisas.

Cuando colocaron la tabla para poder desembarcar la joven salió del camarote. Llevaba un vestido de corte y escote sencillo de un azul tan oscuro que parecia negro. La parte superior estaba bordada con hilos dorados y plateados, junto con pedrería azul oscuro simulando corales y vida marina. Era un vestido que su padre le había regalado con la esperanza de que la joven lo usara, como casi todos los demás que se encontraban en el baúl sin estrenar. Se había arreglado el pelo como pudo, no estaba acostumbrada a peinarlo de forma apropiada para la corte. Se dejó la melena rizada suelta y se recogió la parte superior con un par de trenzas decorando éstas con un conjunto de perlas. Era la única decoración que tenía, no era una amante de las joyas, lo único que tenía eran ornamentaciones y decoraciones hechas por ella.

Se acercó a la barandilla del barco y apretó la madera fuertemente haciendo que sus nudillos empalidecieran. Cerró los ojos y respiró con fuerza. Cuando los abrió miró a su fiel compañero que se encontraba sentado junto a ella. Sonrió al perro mientras le acariciaba la cabeza, nadie había podido llevárselo. Eran un pack, si quieren a Alyssa también tendrán a Fauces. Vio cómo bajaban sus cosas y lo cargaban en un carruaje.

- ¿Se ha muerto alguien?- Preguntó Brego al ver a la joven- parece que vas de luto.

- Sí- dijo divertida la joven- de luto por mi libertad,


Brego se río, se colocó junto a ella mientras veía como un soldado Velaryon subía por la rampa acompañado de otro Targaryen. El tiempo se había acabado, tenía que bajar del barco, cosa que no quería.

- ¿Partís ya hacia Marcaderiva?- Pregunto Alyssa triste.

- Tu madre nos permitió quedarnos una semana. Estaremos por aquí lo que dura tu semana de adaptación.


Los soldados se cuadraron detrás de ella. El viejo amigo de su padre le guiñó un ojo mientras le colocaba una mano en el hombro. Ambos sabían que su madre solo le daba una semana para que la reina la enviará a casa.

- ¿Llevas todo?- Preguntó el capitán de forma paternal.


La joven rebusco en los bolsillos de su vestido notando el paquete que había guardado y sintió la fría hoja de su cuchillo dentro de la bota. Cuadró los hombros, estirándose orgullosa cuan alta era.

- Vamos Fauces- dijo mientras se dirigía a la pasarela.

- Disculpe Lady Velaryon, el perro no debería...- el soldado Targaryen cayó abruptamente al ver cómo todos a su alrededor, le advertían negando con la cabeza.

- ¿Si?- Pregunto la joven arqueando una ceja.

- ¿No... No debería ir atado ?- se corrigió sintiendo que había conseguido escapar de una situación escabrosa.

- No se preocupe Sir, Fauces es muy dócil y obediente.


Robert el caballero Velaryon siguió a su señora, no sin antes palmear un par de veces la espalda de su nuevo compañero de guardia. El joven había conseguido salvar el momento, todos sabían que si el perro no desembarcaba con su dueña, está nunca pisaría la Fortaleza Roja. Robert no se despegó de la espalda de Alyssa sabiendo que la joven era impredecible. Pudo ver como el otro guardia se acercaba al carruaje y le abría la puerta.

HATE ME (Aemond Targaryen)Where stories live. Discover now