Llegamos al lugar que se encontraba lleno de jóvenes que conversaban y reían juntos, o parejas disfrutando de sus citas. Solo había una mesa libre pero estaba reservada.

No es como si Jameson y yo estuviéramos en una cita. 

—Tendremos que esperar a que se desocupe una mesa—anuncié. 

—¿Esperar a que se desocupe una mesa?—Jameson me vio como si me hubiera salido un tercer ojo—Nunca he hecho tal cosa.

Puse los ojos en blanco.

—Por supuesto que no, eres un niño rico—le golpeé con el codo amistosamente— Probablemente tengas una mesa reservada en todos los restaurantes del país.

Jameson tomo mi codo y tiró de mí, de modo que, mi espalda quedó contra su pecho. Agachó un poco la cabeza y pude sentir su mejilla contra la mía. 

Entonces, mi corazón empezó a latir con fuerza y más aún cuando las personas comenzaron a mirarnos sin ningún tipo de vergüenza.

—No en todo el país,—dijo con voz baja y profunda, con su otra mano tomó mi barbilla para moverla y dirigir mi atención hacia un lugar especifico — pero reservaría una mesa en todos los países solo para tener el placer de cenar contigo.

Y sí, la mesa que estaba reservada era de nosotros. 

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—Cuando tenía 15 años, me hice un piercing a escondidas de mis padres. 

—¡No me lo creo! Marceline Dorian, es una chica mala.

Soltó una risotada que hizo que las personas cercan voltearan a verlo

—¡Cállate! 

Mientras comíamos, conversábamos de todo hasta de los momentos más vergonzosos de nuestra vida y personales de nuestras vidas

—¿Y que hay de tu padre?— pregunté, pero me arrepentí cuando note que se ponía tenso—La primera vez que los vi no parecías tan... agradable con él.

Por no mencionar, que parecían que se iban a lanzar uno al otro en un pelea.

—Ah, te refieres a mi padrastro—se encogió de hombro— Es un idiota. No me agrada, pero hace feliz a mi madre, así que lo tengo que soportar.

—Lamento escuchar que la relación con tu padrastro no es tan buena.

Su celular empezó a sonar por una llamada entrante. 

—Es Heather—anunció y rechazó la llamada— Les dije a todos que no estaría disponible hoy. 

—No me molesta que contestes.

Sacudió la cabeza en una negativa.

—Hoy soy todo tuyo—dijo en un tono sugerente y meneó la cejas.

Casi me atraganto con el agua.

—¿Estas bien?— preguntó Jameson preocupado.

—Si, solo necesito ir a los servicios.

Me levanté y caminé hasta los servicios que se encontraban desierto. Me miré al espejo y traté de acomodar mi cabello, el labial que tenía puesto ya se había despintado.

Mis mejillas estaban rojas pero no era por mi maquillaje. Sentía un calor emergente en el vientre. Este era el efecto que Jameson tenía en mí.

Con delicadeza, mojé mis mejillas y mi nuca para apaciguar el calor. De pronto, la puerta se abrió y una joven se acercó al lavabo pero solo miraba su reflejo en el espejo. Después, vio algo en su teléfono, sonrió y dirigió su mirada hacia mi dirección.

Alguien Tiene Que MentirWhere stories live. Discover now