Alguien Tiene Que Mentir

12

—Tienes que venir conmigo—decide Lucia, ignorando por completo el aviso de Jameson.

—Pero el mensaje dice-

—No me importa el estúpido mensaje, te necesito ahí—toma mis manos— Ven conmigo, por favor.

—De acuerdo.

Camino rápido por el oscuro campus, siendo guiada por Lucia que me sujeta de la mano

—¿Estamos cerca?

—Falta poco

Nos encontrábamos casi llegando al bosque que rodea la escuela.

—Ya llegamos al invernadero— anuncia. Efectivamente, nos detuvimos al lado del invernadero cerrado por las ventanas, no divisé a nadie ahí adentro.—Creo que aún no han llegado los demás.

Luci me dió una mirada dudosa. Esperaba que no se arrepintiera de haberme llevado.

—Escucha, no puedes contarle a nadie sobre este lugar.

—¿Por qué? Es solo un invernadero.

— No estoy hablando del invernadero—bufa—El almacén que se encuentra detrás. Nadie sabe de este lugar, bueno Narva sabe que nos hacemos cargo del invernadero pero nunca ha venido a verificar.

Llegamos a la puerta, Luci sacó una llave de su bolsillo y la introdujo en la cerradura.

—Entra— dejó la puerta abierta para mí.

Tomo aire y entro a la habitación, no he dado ni dos pasos cuando la escucho.

—¿Qué demonios hace ella aquí?

La voz de Heather destila ira y miraba a Lucia como si la hubiera traicionado.

—Te dije que vinieras sola— masculló Jameson—No podemos involucrar...

—Yo también vi lo mismo que ustedes esta tarde, ¿no lo recuerdas?. Y tengo muchas dudas al respecto—lo interrumpo, cansada de que me quieran mantener fuera de este asunto como si fuera una niña pequeña.

—Tiene razón, Jameson—me apoya Isaac.

—Bien—dice Jameson apretando la mandíbula—Pongámoslo a votación.

—Yo voto porque se quede—responde Lucia.

—Yo también—le sigue Isaac.

No había que ser un genio para saber que Jameson y Heather no me querían allí, asi que votaron que no.

Eso dejaba que la decisión final recaiga en las manos de Andrew, quien se encontraba sentado en un sofá.

Lo miramos atentos.

—Yo ni siquiera sé qué hago aquí—dice, encogiéndose de hombros.

—Tienes que votar.

—Me da igual si Marceline se queda o no, acabemos con esto rápido—su mirada se dirigió a la persona que se encontraba a mi lado, a Lucia. Soltó un suspiro—Bien, que se quede.

Con una sonrisa triunfal Luci toma mi mano y nos lleva a un sofá al lado de Isaac.

—Bienvenida a nuestra guarida, Marceline—me rodea los hombros con un brazo—Espero que estés lista para nuestras sesiones espiritistas y orgías descomunales.

—Solo bromea—Luci le da un golpe en el hombro.

—Pero si quieres no es broma—Isaac me dedica una sonrisa coqueta a modo de broma.

—Payaso.

Le doy con el codo en el estómago a modo de juego.

—Si dejaron de bromear, tenemos asuntos importantes aquí.