Quackity x tú || 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐏𝐎𝐑 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎

XXV. 𝐅𝒖𝒄𝒌 𝒊𝒕

¡Capítulo largo!
Como el capítulo es largo te recomiendo leerlo en pausas o de una. Pero léelo completo, vale la pena.

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- XXV -

❝【 𝐅𝒖𝒄𝒌 𝒊𝒕 】❞

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Tercera persona:

Posiblemente la peor de las situaciones es que llegaran tarde a la reunión que tanto insistieron en que Rivers planeara. Y la peor de las situaciones, pasó. Estaban atorados en el tráfico.

El Uber que Quackity había pedido había llegado a la hora, puntual. Debían haber llegado hace diez minutos, entonces, ¿por qué no llegaban? A pesar que el Uber llegó temprano y que el gps dijo la verdad, se enfrentaban con el problema menos predecible; el tráfico.

— Señor, ¿falta mucho? — preguntó Alex, quien iba de copiloto. — ¿Cree que avanzemos o estaremos más tiempo parados?

— No lo sé, niño, ahorita quito a todos los carros con mis poderes para que tú y tu amiga puedan llegar a donde sea que vayan. — respondió sarcásticamente, viendo de reojo el retrovisor, más exactamente a _____.

_____ iba tranquila, jugando un jueguito en su celular, por lo tanto no le tomó tanta importancia a lo que Quackity y el señor malhumorado decían.

Alex, después de escuchar la irrespetuosa contestación que le dio el chofer, no le quedó de otra más que no volver a preguntar nada. Claro que sin antes escribir al grupo un mensaje.

"Llegaremos tarde"

[...]

Cuando la "pareja" entró donde Rivers, se percataron que efectivamente eran los últimos en llegar. Estaban todos.

No eran una multitud, iba a ser algo tranquilo, pero estaban todos los que tenían que haber llegado.

— ¡No mames! ¡El Quackity y la _____! — exclamó Rivers, abriendo completamente la puerta con una sonrisa de burla. — ¿Siguen hablando español o ahora solo ingles? Digo, como ya los dos viven en los United States y no me dicen ni hola.

_____ rió por como a su amiga le gustaba dramatizar todo, sin embargo Quackity era de las personas que también amaban dramatizar todo.

— ¡Que te valga a ti tres pinches hectáreas de ver-

— ¡Comes! — interrumpió Osvaldo, El Mariana, acercándose a el marco de la puerta.

Desde ese ángulo se podía notar claramente la diferencia de estaturas entre Rivers y El Mariana.

— Ya déjalos pasar, Rivers, que no vaya a ser que se arrepientan y se vayan a Estados Unidos. — dijo con gracia.

— ¿Por qué tanta insistencia con ese país? — preguntó _____, adentrándose a la casa junto con Quackity. — Ustedes saben que somos cien por ciento de aquí.

— Nos extrañan— habló Quackity, curvando sus labios con diversión. — Les da cosita que nos vayamos a otro país y se queden solitos porque quieren que estemos con ellos, como niños pequeñitos.