Quackity x tú || 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐏𝐎𝐑 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎

XXXVI. 𝑮𝒉𝒐𝒔𝒕𝒔

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❝【 𝑮𝒉𝒐𝒔𝒕𝒔 】❞

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Acababa de salir de bañarme de mi habitación. Hace tan solo una hora que llegamos a la casa de Los Ángeles, y tan pronto como llegamos, cada quien se fue a bañar.

Al salir del baño me vestí con ropa cómoda que pude encontrar, que basaba en un short y una sudadera. Mi lista de canciones seguía escuchándose en lo que la tarareaba y me desenredaba el cabello.

Entonces algo más se escuchó. Mi estómago.

— Ugh... — me quejé.

Tenía hambre. Escogimos un vuelo de avión que era en la hora de comida, y ahora que llegamos es que mi cuerpo me hace notar que necesito comer.

Seguí desenredando mi cabello hasta que se escuchó otro ruido, pero esta vez no era mi estómago, venía del cuarto de Alex.

Con cautela me acerqué hasta mi puerta y puse mi oreja pegada en la superficie para poder escuchar y saber que era lo que hablaba.

— Que sí, sí te lo iba a decir... — dijo, alargando cada oración como reproche. —  No, no te lo iba a ocultar como la otra vez.

Entre cerré los ojos y pausé la lista de música para poder escuchar con mayor claridad.

— Esta vez sí es en verdad. — su voz se oía emocionada.

Podía apostar a saber con quien hablaba, pero me espere a escuchar más de la conversación para poder ver si mi teoría era cierta.

— ¡Somos novios, mamá! ¿Puedes creerlo?

Tenía razón, era su mamá.

Con saber eso y su notable emoción por darle esa noticia, hizo que mi corazón se hiciera chiquito, y me fue imposible no sonreír con ternura. Que le hablara tan entusiasmado sobre la noticia a su mamá, me hizo sentir muy afortunada.

Me di cuenta que ya no se escuchaba más la voz de Quackity, por lo que pensé que lo más seguro era que ya hubiese colgado por teléfono.

No fue hasta que la puerta de mi cuarto se abrió que me golpeó en la frente y me hizo retroceder. Solté un quejido de dolor y abrí los ojos para ver frente a frente a quien entró a mi cuarto.

— Tú siempre andas detrás de las puertas. — me regañó Alex, negando con desaprobatoria, a pesar que me acaba de pegar.

Me sobé yo misma mi moretón, porque al parecer él no lo iba a hacer.

— Tú siempre abres las puertas sin tocar. — se la regresé, mirándolo con el ceño fruncido para que notara mi descontento.

Quackity iba a preparar su próximo argumento en contra mío, hasta que algo pareció cambiarle de opinión y sonrió. Me asusto su cambio de humor.

— Perdóname... — dijo, como un niñito chiquito y caminando poco a poco a mí.

Retrocedí por como actuaba tan raro. Dejé de sobarme el moretón para poner mis brazos frente a él y tener una distancia adecuada, sin embargo, él siguió avanzando hasta abrazarme.