Quackity x tú || 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐏𝐎𝐑 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎

XXXVII. 𝑶𝒖𝒓 𝒔𝒐𝒏

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- XXXVII -

❝【 𝑶𝒖𝒓 𝒔𝒐𝒏 】❞

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Comencé a despertarme cuando un molesto rayo de luz apuntaba justo a mi párpado. Estaba demasiado cómoda para querer abrir los ojos, así que a pesar de estar medio despierta, seguí intentando dormir.

Un aroma me era peculiar y a la vez lo reconocía. Era adictivo, se sentía cálido seguir abrazada.

Sí... abrazad- ¿¡abrazada!?

— Hmm... — abrí los ojos pesadamente al procesar que alguien me estaba abrazando.

Miré al frente solo para mirar que tenía a escasos centímetros a Alex, con los ojos cerrados y los labios ligeramente entre abiertos. Su cabello estaba desordenado, e increíblemente el gorro no se le había caído.

Estaba siendo abrazada por él, por lo que mis mejillas se tornaron un fuerte rojo carmesí en lo que intentaba no moverme mucho para no despertarlo.

Es hasta este momento que recuerdo lo que pasó la noche anterior, los dos nos quedamos dormidos después de espantarnos con una amenaza de fantasma que terminó siendo un inocente gatito.

Recuerdo tener abrazado al gatito frente a mi y a Alex detrás, pero ahora no sé donde esta el gato, más bien frente a mí se encuentra Quackity dormido.

— ______ ... — murmuró sin despertarse. — Duérmete un rato más.

No entendía como sabía que estaba despierta, tal vez todo este rato estuvo fingiendo que estaba durmiendo.

Cerré mis ojos por inercia, no me molestaba seguir durmiendo un poco más, aunque saber que estaba tan cerca de mí no me dejaba conciliar el sueño.

Volví a abrir los ojos un poco de tiempo después, solo para encontrarme con su mirada.

— Eh. — retrocedí un poco por la impresión de él viéndome fijamente. — Que miedo.

— ¿A verdad? — sonrió con sus ojitos todavía chiquitos por recién despertarse. — Así de miedo da que te miren mientras duermes.

Rodé los ojos con diversión para sonreír. Nos quedamos un tiempo más en silencio hasta que observé como los ojitos adormilados de Alexis se trasladaban de mis ojos a mis labios.

En un movimiento rápido que apenas y me dio tiempo de pensar, me besó rápidamente en mis labios. Fue un beso robado, por así decirlo.

Antes que pudiera decirle algo, saltó de la cama al suelo para ponerse sus zapatos. Yo seguía como un tomate en su cama, tapándome con la almohada para que no notara que me afectó mucho su beso inesperado, aunque lo hizo.

— ¿Y eso por qué fue? — pregunté por curiosidad.

Me levanté así mismo de su cama para también ponerme mis tenis y arreglarme un poco mi cabello que estaba algo alborotado.

— Solo fue un beso de buenos días. — respondió con sencillez, para después sonreír socarrón. — ¿Qué mejor forma de empezar mi día que besándote?