C A R O L I N A
La gira había comenzado desde hace dos semanas y no habíamos parado desde entonces. Por suerte, ya habíamos visitado la mitad de los países y en dos semanas más volvería a Argentina.
Era difícil estar tan lejos de mi hija. La extrañaba muchísimo a pesar de que hacíamos videollamada cada que podíamos, pero me tranquilizaba saber que Agus cuidaba bien de ella.
Me habría encantado traerla conmigo, pero las fechas no habían coincidido con sus vacaciones. Sin embargo, los que sí me acompañaron fueron mi hermana, que había sido contratada como mi estilista personal, y Jandino, quien se había encargado de anunciar nuestra relación al público luego de la primera presentación, en México. Desde entonces me acompañaba a todos lados. Al principio no le dí mayor importancia, pero últimamente su presencia me resultaba un tanto asfixiante. Sentía mi privacidad y espacio personal invadidos. No era que lo quisiese lejos, me bastaba con que dejase de entrometerse tanto en mis asuntos. Hace unos días incluso se había atrevido a hacerme una escena de celos en uno de los meet and greet, cuando un chico me abrazó entusiasmado, y eso realmente me había molestado. Se lo reclamé y me aseguró que no volvería a pasar, pero dos días después, lo volvió a hacer, esta vez por un comentario que había hecho una fan sobre Agustín. Era por esa razón que hasta el día de hoy seguíamos peleados y sin hablarnos.
Mi celular vibró dentro de mi bolsillo justo cuando Natalia abría la puerta de la habitación doble del hotel. Acababamos de llegar del aeropuerto de Bogota y todos estábamos exhaustos, así que agradecí cuando vi que Jandino se fue a dormir a una de las habitaciones sin decirme nada. No estaba de ánimos para discutir con él, pero sí para sonreír y atender la videollamada entrante de Pau.
Charle un rato con ella sobre cómo iba en sus clases, de los chicos, la gira y su idea de entrar a clases de patinaje. Inclusive le comenté vagamente sobre mi situación actual con Jandino, pero omití la mayor parte de los detalles. No veía necesario que supiera cuál había sido la razón de nuestra pelea.
Cortamos la llamada luego de media hora, cuando notó que estaba tan cansada que casi se me cerraban los ojos.En eso, Natalia, quien al entrar se había quedado en la pequeña salita que dividía las dos habitaciones, se asomó por la puerta diciendo que había un montón de fans abajo, en la entrada del hotel. Así que me maquillé un poco para salir con ella. Pero cuando nos disponíamos a entrar al elevador, una voz a nuestras espaldas nos detuvo. Puse los ojos en blanco al darme vuelta y ver a Jandino parado frente a nosotras.
—¿A dónde vas?
—¿Te importa?—Pregunté de mala gana.
—Sabes que sí.
Voltee a ver a mi hermana, quien lo miraba con los ojos en blanco y de mala gana. Suspiré hondo y respondí de brazos cruzados:
—Vamos a saludar a unos fans que están frente al hotel.
—Voy contigo.
—Creí que estabas muy molesto y cansado como para querer ir.
Negó con la cabeza y muy a mi pesar acepté que viniese con nosotras. Natalia simplemente me miró molesta a través del espejo del ascensor y no me quedo de otra más que encogerme de hombros.
Ya abajo logré tomarme varias fotos con los fans, firmar algunos autógrafos y agradecer por los regalos que me daban entre gritos emocionados. Pero de pronto todo comenzó a salirse de control, así que los de seguridad tuvieron que intervenir y nos mandaron adentro junto con dos hombres de recepción que ayudaron a Jandino a cargar los regalos que Natalia le iba pasando.
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Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]
RomancePapá me había prohibido abrir la caja más grande al fondo de su armario, pero la curiosidad me mataba. ¿Que tenía ahí que era tan importante como para que no quisiera que la abriera? Dudé un poco en hacerlo, pero al final decidí abrirla. Dentro, h...