5.1. Júpiter y su órbita [Lealtad]

118 35 0
                                    

Júpiter navega sin parar sobre nuestro gran sistema solar.

Dando vuelta, vuelta y vuelta, alrededor de aquel que reclamó su trono.

Vuelta, vuelta y vuelta. Con su gran gravedad, arrastra a otros que contemplan su tamaño colosal a seguir su solitario (aunque no tanto al parecer) recorrido. Silenciosamente observa cada uno de los ángulos de su contrincante, pareciendo querer encontrar un punto débil.

Pequeña Chloe, tú nunca debes mirar directamente al sol.

Pequeña Chloe, tú nunca debes mirar directamente al sol

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Se vio frente al espejo. El corsé penetraba hasta sus costillas y pronunciaba más su pecho. Sus labios eran de un rojo carmesí exquisito, bañados con un poco de miel para -según palabras de su madre- volverla más adictiva. Su vestido era dorado con los detalles en un tono mostaza y encaje a las orillas de tonos negros. Tenía que ir combinada con el atuendo que usaría el rey Sol, eso era seguro. Un peinado alto y su piel normalmente bronceada, de un tono pálido por ayuda del talco.

—Eres una joya, un diamante que no cualquier hombre ignoraría.— dijo su madre orgullosa viendo como terminaban de maquillar a Chloe. Finalmente, la mujer le dio un antifaz de encaje negro que terminaría de completar su atuendo. La joven lucía una expresión de resignación total, pero extrañamente pasiva, no emitía ni una sola palabra.

—Tengo que admitir que me sorprende tu actitud, es demasiado...— Se quedó mirando a su hija buscando la palabra adecuada. Conocía a esa niña, la misma criatura que lo primero que hizo en cuanto salió al mundo fue tirar un gran llanto. No era normal que estuviera así de tranquila.

—¿Demasiado conveniente para tu gusto?— respondió Chloe casi restregando su voz, sin siquiera verla a los ojos, manteniendo su mirada perdida en algún punto de su habitación.— ¿Qué esperabas? Te molesta que no siga tus órdenes y te molesta que siga tus órdenes. No pareces estar feliz con nada.

Audrey alzó el mentón un tanto molesta, dando un respiro para no perder paciencia con esa mocosa. ¿Qué le costaba seguir con todo este teatro? No, por supuesto que casarse con las bestias traidoras de los Agreste era una total aberración; pero si los desalmados estaban dispuestos a regresarle su título noble por nada menos que una vida de matrimonio ¿Tan difícil era fingir que ella no tenía rencor contra Adrien?

—Sospechosa, la palabra era sospechosa.— corrigió.— Pero sí, es sospechosamente conveniente. Gracias por completar mi oración. Espero que no estés tramando nada.

—Si quieres llévame con las manos atadas y un pedazo de tela en la boca. Es lo único que faltaría.— De verdad se sentía como un simple obsequio. Como una vez que su padre le trajo un pequeño conejo albino de una de sus expediciones, lo bañó y le colocó un listón para que se viera más bonito y poder entregárselo.

En ese viaje su padre también le había obsequiado un conejo a Adrien, pero él era hiperactivo y descuidado, su atención en el pequeñín había durado a penas un día cuando hizo que su servidumbre se ocupara por completo de él para no volver a verlo jamás.

Ladrona de tronos (Lukloe)Where stories live. Discover now