9. Júpiter e Ío

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La historia sigue con Ío, otro de los amores de Júpiter. Aún eres pequeña para entender, Chloe; pero así como Calisto desborda un amor puro y sentimental, hay quienes exigen un amor cargado y pasional, de esos que conllevan más que roces y besos.

Ío es una luna repleta de volcanes activos, desbordante de calor, sin cráteres que lastimen su bello rostro, joven y aún así tan próxima al coloso. Amor, amor y más a amor. Ella no se conforma con ser silenciosa y callada, ella exige atención del deprimido Júpiter.

Si las lágrimas ha de soltar el gigante de los planetas, mejor que sean de placer y no de tristeza y decepción. Y si ella misma muriera al converger con Júpiter ¿Qué más da? No hay forma más ardiente y gloriosa para dejar este mundo que esa.

 Y si ella misma muriera al converger con Júpiter ¿Qué más da? No hay forma más ardiente y gloriosa para dejar este mundo que esa

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Estaban sentados frente a una fogata, lado a lado sin decir una palabra. Los niños corrían de un lado a otro con unos listones atados a unas ramas y alguno que otro con máscaras de madera de un hombre sonriente. Una mujer se acercó con un par de tazones que ellos recibieron. Chloe recibió bien el aroma cálido de ternera asada infiltrándose por sus pulmones, a penas acercó el sopa a sus labios su estómago ya había empezado a rugir y no tardó en engullir todo el líquido.

Luka la miró con gusto. No pensó que ella probaría algo que no estuviera servido en una bandeja de plata, pero siempre encontraba la manera de sorprenderlo. Tomó aire profundo y empezó a hablar.

—Quería disculparme por lo que usted pudo interpretar el otro día con la sirvienta, no quería...— Chloe bajó el tazón hasta apoyarlo en sus piernas y después fijó su vista en el halo cálido que escapaba del plato.

—No tienes que darme explicaciones. Sólo somos aliados, podría decirse que hasta camaradas de guerra; de ahí en más somos unos completos desconocidos. No sé qué es lo que quieras de mí, pero en el momento que te atrevas a decírmelo, incluso si es un título de noble, prometo dártelo.

Luka pasó saliva. Al parecer ella no era tan manipulable como creyó. Cada vez se le iba destruyendo esa imagen de niña crédula e inocente que tenía de ella. Sin embargo, el que concluyera su relación como el de un par de simples aliados pesaba en su pecho, a pesar de que así era.

Un dos tres, un dos tres. Si se esforzaba, aún podía evocar sus manos sujetadas, sus pies aún tenían el recuerdo de los movimientos de aquella danza. Aún la recordaba siendo llevaba después de ese momento con la sirvienta, como se alejaba en compañía del Rey Sol; y de vez en cuando, se preguntaba si todo lo que habían vivido juntos, como niños, provocaba que en la mente de la mujer aún prevalecieran sentimientos dulces por él.

Tenía miedo de que, si Adrien se lo proponía; la terminara convenciendo de formar una vida con ella como su reina consorte, donde no se necesitará una guerra para que llevara en su cabeza una corona. De ser así, si él lo lograba ¿Qué terminaría siendo de sí mismo en la vida de ella? ¿Un recuerdo de algo que fue divertido sólo un momento? ¿Una tonta etapa de rebeldía en la vida de una mujer madura?

Ladrona de tronos (Lukloe)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora