10. Júpiter y Ganimedes

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Dedicado a ladynat23  y AngelitoGermanotta

Ganimedes es la luna más grande de Júpiter; tan grande como para poseer su propio magnetismo. Si estuviera un poco más alejada de Júpiter, probablemente tendría sus propias lunas. El amor te enceguece y te oculta tu propia grandeza. Eligió orbitar a ser orbitada, eligió amar a ser amada.

Ella cree entender por completo la desdicha de Júpiter, ser la única capaz de capturar las lágrimas del gigante. Cayó enamorada de la propia depresión del planeta; también fantasea con lo que hubiera sido de haberse vuelto él un sol y ella un planeta.

Ella tiene un depósito de todas las lágrimas que ha soltado Júpiter, un océano interno que a propias palabras, la hace ser todo lo que ella es; que por mucho súpera a todos los océanos juntos de la Tierra.

Suena estúpido, lo sé pequeña Chloe ¿Quién elegiría amar a un ser que desborda tristeza? Pero, princesita, el amor no te da a elegir qué cara de la persona amar. Después de todo, si ella ha de morir ahogada por las lágrimas de Júpiter ¿No es esa la forma más trágicamente catártica de dejar este universo?

 Después de todo, si ella ha de morir ahogada por las lágrimas de Júpiter ¿No es esa la forma más trágicamente catártica de dejar este universo?

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Félix supo algo en cuanto se convirtió en rey. Él no tenía aliados, no tenía seguidores, nadie en quien creer más que en sí mismo. Todos los que ahora se mostraban como fieles a su reinado, no eran más que personas que sonreían a quien se sentara en el trono; y que harían lo mismo con quien fuera que estuviera ahí incluso si fuera un patético ganso.

No había sido de sorprenderle que esta mañana Chloe volviese a negarle su invitación para el desayuno; y por muy loco que sonase, agradecía su sincero rechazo. Era honesta con no apoyarlo, por lo tanto suponía que si en algún momento lograba convencerla, también sería auténtico su apoyo.

—Nosotros, los Tsurugi no podemos sentirnos más dichosos de estar en su presencia, majestad.— Esa familia no era distinto a todos los otros. Todos los duques del reino mostraron su cara traidora cuando el rey Bourgeois pereció. Ninguno envió una armada en su favor para controlar el golpe de estado, lo dejaron a su suerte.

—Duque Tsurugi ¿A qué debo su visita?— Sin embargo debía mantener una buena relación con ellos. La familia Tsurugi era dueña del ducado más poderoso de su reino, eran dueños de toda la costa sur siendo así que poseían los puertos más importantes y por lo tanto, si se lo proponían podían formar una economía independiente.

—Lamentamos no haber podido llegar a tiempo para su gran ceremonia de bienvenida.— respondió aquel hombre, con sus eternos modales impecables.— Supimos que fue una perfecta ocasión para presentar ante usted a los jóvenes más importantes de la nueva nación, con quien usted se involucre futuramente; por lo que nosotros queríamos hacer lo mismo.

—¿Ah, sí?— respondió con poco interés. Sabía de la hija única del Duque; y tampoco sería la primera que le presentan. A cuál más quería tener la suerte de tener el descendiente elegido para reinar a lado del Rey Sol. Era un fastidio, pero comprensible al mismo tiempo. En toda la historia del reino, siempre se había acostumbrado a casar al príncipe o princesa para después poder llevar la corona; sólo que por obvias razones este no fue el caso.

Ladrona de tronos (Lukloe)Where stories live. Discover now