11. Júpiter y su canto

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A veces se escucha a Júpiter llorar. El sonido natural de Júpiter es mágico, colosal, intimidante; con un campo magnético del que es imposible escapar y con unos vientos que te acabarán con tan solo acercarte. Nadie se esperaría lo poético de su sonido, de la paz que emite con su voz, de lo irremediablemente envolvente que es.

Ha decir verdad, podría ser una canción de cuna que se canta a sí mismo. No lo sé, incluso comienzo a creer que se puede tratar de una canción de desamor que le canta al sol ¿Te imaginas, pequeña Chloe? Júpiter se enamoró de quien le robó la gloria, por eso ignora a sus lunas, porque su corazón está donde no debería estar.

No toques el sol, no toques el sol, no toques el sol.

A veces Chloe iba al rio y perdía su vista en verlo correr con fuerza

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A veces Chloe iba al rio y perdía su vista en verlo correr con fuerza. En Otoño solía ser calmado; pero ahora las lluvias de Primavera lo volvían caudaloso y por lo tanto, peligroso. Ahí habían arrojado el cuerpo de su padre una vez después de haber muerto en la horca, así que era lo más cercano que tenía a visitarlo a su tumba.

—No tienes una idea cuánto te extraño.— Llevaba una rosa blanca en su mano.— A veces no sé si deseaba tanto ser reina, imaginaba que algún día sucedería así que no pensaba en si me gustaría o no, era algo inminente.— Soltó un largo suspiró viendo la flor.—Pero ahora, siento que no puedo dejarte morir así, que tu muerte fue demasiado cruel para el rey que fuiste.— Mordió su lengua aguantando las ganas de llorar ahí, paso saliva y tomó aire.— No puedo dejar que el trono se lo queden tus traidores, y sé un si estuvieras aquí, tampoco lo permitirías.— Apretó los pétalos de la flor, haciéndola trozos de inmediato.— El trono volverá a ser de nosotros, eso te lo puedo prometer.— Vio fijamente el río, recordando cuando era una niña y se asomaba a él. Era tan tranquilo en aquel entonces que podía ver su propio y feliz reflejo; ahora no podía verse, pero tampoco quería hacerlo. No se reconocería.— Así tenga que manchar mis manos de sangre.



Cuando regresó al castillo estaba más tranquilo de lo normal. Sabía que ahora Félix estaba ocupado hablando de algo con los guardias de la corte, Luka le informaría cualquier cosa. Por un momento, sentía que podía respirar con calma sin tener que toparse a alguno de los dos.

Su madre se negaba ahora a dirigirle la palabra por estar constantemente rechazando las ofertas de Félix para desayunar juntos; pero si era sincera consigo misma, eso la traía más aliviada que mal. Últimamente su madre se había vuelto insoportable.

Tomó asiento en una mesa dispuesta en uno de los balcones. Tenía una de las vistas más maravillosas de todo el palacio, por lo que le pareció el lugar indicado para descansar y olvidarse por un momento de la guerra que se estaba por montar. La vista daba hacía la parte trasera del castillo, desde ahí se escuchaba la furiosa catarata en la que desbocaba el río, un bosque profundo y verde, y una gran cordillera de montañas dignas de ser veneradas.

Ladrona de tronos (Lukloe)Where stories live. Discover now