7. Alianzas

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Mamá solía decirme que las noches lluviosas no le agradaban, siempre que llovía por la noche ella se encerraba en su habitación y no salía a arroparme ni leerme cuentos

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Mamá solía decirme que las noches lluviosas no le agradaban, siempre que llovía por la noche ella se encerraba en su habitación y no salía a arroparme ni leerme cuentos.

Desde entonces catalogué la lluvia como un evento triste.

Y casualmente todos los eventos traumáticos de mi vida sucedían en días lluviosos.

Justo como la noche que ocurrió todo.

—Es preciosa, ¿no? —James me mostró una daga negra con destellos en color vino. La reconocí de inmediato pues era de sus favoritas, siempre la traía consigo.

Mi barbilla temblaba y sentía un nudo en mi estómago, pero mis ojos eran incapaces de derramar las lágrimas, él no las merecía. Sostuve mi abdomen tratando de parar el leve sangrado mientras lo miraba con furia.

Sentía las gotas de sudor correr por mi espalda, sudor frío, los escalofríos recorrieron mi cuerpo por completo. La cabeza me daba vueltas y me sentía débil.

Era la droga que había utilizado.

—Fue un regalo de un viejo amigo —sus ojos negros me miraron llameantes. Había un brillo sádico en ellos.

—Me gustaría creerte —articulé con esfuerzo—. Pero dudo que... que tengas amigos.

La cabeza me punzaba y sentía el mismo infierno dentro de mí. Estaba furiosa y si no acababa con él en este instante era porque no tenía la fuerza para ponerme de pie.

Él se acercó y delineó el contorno de mis pechos sobre mi vestido negro.

—Recuerdo lo bien que te sientes sobre mí —susurró con esa sonrisa tan asquerosa que tenía—. Me gustaría sentirlo una última vez.

—Y cómo siempre deberás obligarme —devolví el susurro, lleno de veneno y maldad—, porque eres incapaz de conseguir que alguien te acepte por voluntad propia. Nadie soporta estar cerca de ti. Das asco, James. Incluso tu propia familia lo sabía, por eso te tiraron en cuanto ya no estuvo la única persona a la que le importabas...

La bofetada me volteó el rostro pero eso no evitó que sonriera.

—Vas a arrepentirte, puta —sus manos se enrollaron en mi cuello y segundos después comencé a perder la conciencia.

Desperté agitada y horrorizada por la pesadilla. Ni siquiera era una pesadilla, aquello era un desagradable recuerdo que me perseguía siempre. Tenía mucho tiempo sin soñar con él, pero justo ahora estaba presente en mi vida de nuevo y de la peor manera.

Respiré profundo y traté de calmar mi respiración. La llamada con Lexa me había dejado intranquila. No solía ocultarle las cosas porque ella debería estar tan angustiada como lo estoy yo con la llegada de James.

Minutos después me di cuenta del porque me había despertado tan abruptamente, mi celular estaba sonando. Dios, mi celular últimamente no sonaba para nada bueno.

Verdad (trilogía CM #2)Where stories live. Discover now