A ella le encanta bailar con la muerte y reírse de ella cuando la ve fallar. Crean cuando dicen que no conoce el miedo.
Cuando se trata de venganza tiene el mejor método y cuando se trata de odiar terminarás de rodillas porque ella siempre gana. Fu...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Bajé de la camioneta en cuanto estuve frente a mi edificio. Me quedé unos segundos ahí parada, la camioneta se fue y yo no pude avanzar hacia la entrada.
Por primera vez en mucho tiempo sentía miedo.
Y no por James. Sino por lo que pudiera descubrir de mi familia.
Ellos no podían ser malos, mis papás no tenían nada que ver con ese mundo.
Entré al edificio y tomé el elevador, aún no era de noche, pero ya estaba oscureciendo. Por un momento me olvidé completamente de todas mis preocupaciones, ahora solo había una.
Abrí la puerta de mi departamento esperando ver a Lexa, y efectivamente fue así. Lexa brincó a mis brazos tan solo me vio, pero había una persona más con ella. Chase estaba sentado en el sofá, pero se levantó junto a mi amiga cuando entré.
—¿Qué te ha sucedido? ¿Estás bien? ¿Él te ha hecho eso? —Lexa me atacó con preguntas llena de preocupación.
—Estoy bien —respondí por costumbre.
—Camille —Chase se aproximó a mí, pero solo dio un asentimiento a modo de saludo.
Él no era fanático del contacto físico.
—¿Por qué estás aquí, Chase? —pregunté.
—Dijimos que nos reuniríamos y nunca llegaste —mencionó—. Jamás faltas a una reunión sin avisar antes.
—¿Cómo entraste?
Miré a Lexa a modo de reproche.
—Ella me abrió, pero no la culpes. Habría entrado de todas maneras.
Hubo un silencio en el que no dije nada. Mi molestia con Lexa aumentó.
—Tenemos que curar tus heridas —dijo mi amiga.
—Yo lo haré —me limité a responder.
—¿Estás molesta?
—Sí, Lexa. Estoy furiosa contigo —solté sintiendo como la irá me recorría el cuerpo—. ¿Qué maldita parte no entiendes que esto no es un juego? ¡Solo tenías que encerrarte en la habitación y no salir!
—Es Chase, Camille, confío en él.
—¿Y si no hubiese sido Chase? —Espeté haciéndola a un lado—. ¿Acaso es tan difícil razonar un poco?
Entré a mi habitación y azoté la puerta. No esperé para meterme a la ducha, mi cuerpo estaba adolorido y cansado, mis ojos luchaban por cerrarse y mi mente pedía a gritos un descanso de todo esto.
Salí de la ducha y tomé unos jeans y una playera cualquiera, me puse mi chaqueta y salí de ahí, tomé las llaves de mi otro auto y ya iba a salir cuando vi a Chase sentado frente a la barra de mi cocina con un vaso con vodka en las manos. Lexa estaba a su lado.
