20. Lobos y Ovejas

192 9 0
                                    

CAMILLE.

El agua caliente de la bañera estaba quitando la tensión de mi cuerpo y la espuma que sobresalía me hacía ponerme más cómoda aún.

El nuevo departamento no estaba nada mal, incluso era mejor que el anterior.

El gato se paseó libremente por el borde de la tina con cuidado de no caer ni tocar el agua o la espuma.

—Veamos rubio, ¿Qué nombre será el indicado para ti? —inquirí viendo al gato.

El maulló como si entendiera lo que decía.

—Rubio —repetí. El gato se pasó de nuevo hasta sentarse casi en mi jodido cuello—. Bien, te llamas Rubio.

El gato me dio la espalda y saltó de bañera, como si el nombre no le hubiera gustado y prefiriera irse. Sonreí y decidí que era hora de prepararme para el velorio.

Mi celular vibró y el número de Cameron apareció en la pantalla.

—¿Camille?

—¿Qué pasa?

—¿En dónde estás? Pasó algo horrible y...

—Ya se, que Alice te cuidara por la noche no debió ser agradable pero no fue mi culpa y lo puedo explicar.

—¡No! No me refiero a eso... Espera, ¿Tú la llamaste?

—Te dije que hay una explicación —rodé los ojos.

—Como sea. Liam murió.

Hubo un gran silencio en la línea.

—¿Camille, sigues ahí? —inquirió Cameron—. Se que es algo inesperado y realmente sorprendente, pero piensa en que Liam está en un sitio mejor...

—Ya lo sé, Cameron. Me enteré hace unas horas. Y créeme que no estoy afectada en absoluto por su muerte.

—Genial, yo tampoco —concordó cambiando por completo su actitud lo que me causó gracia y me dio ternura que estuviese dispuesto a dar un bonito sermón solo porque pensó que me afectaría—. Era un hijo de puta, pero tampoco le deseaba la muerte. En fin, ¿Te recojo para ir al velorio?

—No, llegaré por mi cuenta —respondí—. ¿Cómo estás? No debí dejarte solo en tu departamento...

—Estoy bien. Me duele la cabeza, quiero vomitar y todo me da vueltas, a decir verdad, pero estoy bien —escuché como bostezaba—. Vale, nos vemos allá, aunque no creo estar en condiciones de ir a un velorio. Ni muerto deja de joder.

—¡Cameron! —gruñí ante su descaro.

Terminamos la llamada y yo comencé a prepararme. Tomé un vestido negro de mi nuevo armario y también unos tacones de aguja. Le escribí a Chase para preguntar cómo iba todo e informarle que ya no vivía en el mismo sitio, sobre todo advertirle que no dejase a Lexa sola ni un segundo.

Le di comida al gato antes de salir del departamento.

El camino fue corto, pues el departamento estaba cerca de la casa de Liam, que era el sitio donde se llevaría a cabo el velorio.

Una pila de autos estaban estacionados en la casa y los alrededores, estacioné el mío en el espacio más cerca y bajé, busqué de inmediato con la mirada a Cameron, pero encontrar a una persona en específico cuando todos estaban vestidos de negro era prácticamente imposible.

Una perturbadora satisfacción me llenó el pecho cuando vislumbré el ataúd en medio del patio trasero. Caminé con la cabeza en alto mientras las miradas se posaban sobre mí. Tal vez por el hecho de que era la exnovia o por los múltiples rumores que hubo de nuestra relación. No presté atención y seguí caminando hasta que pude identificar a Cameron, Alice estaba a unos pasos junto a otros conocidos.

Verdad (trilogía CM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora