Mafioso perverso

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Monja inocente y mafioso perverso. Parte #1

{ARON}

"Haré lo que quieras madre, solo por tu cumpleaños"

Creí que venir a la iglesia a ser una caridad sería aburrido, y casi me niego cuando madre me lo propuso, pero ahora mismo solo podía agradecerle, ya que si no fuese por ella, ahora mismo no estaría viendo a una monja que a pesar de parecer tan inocente no es más que una deliciosa y pasional mujer adicta a los juegos sucios en el ámbito sexual.

—Hermana Kiara, él es Aron Frederick, el hombre que a hecho posible el orfanato, señor Frederick ella es Kiara D'Angelo una de las internas, y una de las hermanas más bondadosas.

Sonreí con superioridad al ver sus mejillas rojas, que solo hacen que recuerde nuestro primer encuentro.

Sus ojos azules encuentran los míos demostrando lo avergonzada que está, acomodó mi saco caminando al lado de la madre superiora viendo de reojo a Kiara, una sonrisa tira de mis labios al ver el pasillo que lleva a las habitaciones, Kiara se percata de eso y al ver que he captado su vista en mí, carraspea y se va excusándose diciendo que está cansada e irá a su habitación.

Después de recorrer el lugar con la madre superiora, aprovecho el momento en el que el Sacerdote la llama para poder colarme a la habitación de mi nuevo vicio.

Abro la puerta poco a poco, veo hacia todo el lugar y no hay nadie, eso pienso hasta que escucho el ruido que proviene de la ducha, sin hacer ruido entro al pequeño cuarto, en cuanto entró y veo la imagen frente a mí, mis pupilas se oscurecen y mi polla se pone dura.

Es Kiara completamente desnuda bajo el agua, con una de sus manos enterrada en su coño, sus ojos están cerrados, sus labios están ligeramente abiertos soltando gemidos silenciosos.

Muerdo mi labio inferior, la perversidad corre por todos mis sentidos, cegándome y haciendo que olvide el lugar en donde estoy.
Me deshago de mi cinturón dejando mi polla libre, la tomo entre mis manos para luego acariciarme a mí mismo buscando aún más placer, ahogo un gemido cuando Kiara abre los ojos extasiados por la llegada de su orgasmo, sus ojos se abren como platos al verme, sin tardar me deshago de la ropa entrando a la ducha junto a ella.

—¿Jugando sola? —pregunto con picardía, mi voz suena ronca por la excitación, Kiara sin decir nada más se lanza a mis labios, sonrió gustoso y sin perder más tiempo, corresponde aquel beso con la misma pasión y necesidad con la que ella me besa, tomo su cuello y su cintura entre mis manos, la atraigo a mí al punto de que sienta mi polla presionando en su vientre.

—Sí, aunque es más entretenido jugar con un rival —susurra contra mis labios tomando mi polla en sus manos, cierro los ojos ante la sensación tan placentera que me brinda.

—Perversa —declaro, con rapidez la volteo haciendo que su rostro y sus pequeños y redondos senos queden presionados contra el vidrio, beso su cuello, guío una de mis manos a uno de sus pechos tomándolo y la otra la deslizó por su vientre hasta dejarla en su coño, acaricio poco a poco su centro sintiéndome poderoso al sentir su humedad en mis dedos, Kiara gime bajo al momento al que apreté suavemente su pezón halándolo, en ese preciso momento introduzco dos dedos en ella, gruñó cuando restriega sus caderas en mi polla.

—Lo necesito —sisea presa del placer guiando una de sus manos a mi polla.

—¿Qué necesitas? —pregunto moviendo mis dedos de adentro hacia afuera—Respuesta clara—advierto, toma mi mano en sí coño y la retira, estoy por protestar, pero se aleja de mí y se pone en cuanto en el suelo.

—Tu polla en mi coño, y lo quiero ¡Ahora!—exige.

Sonrió obediente, me coloco de rodillas atrás de ella tomando mi polla en mis manos guiándola a su coño, cerré los ojos con gozo al sentir el contacto de su piel sensible contra la corona de mi miembro, después de embadurnarme con sus jugos presionó mi polla a punto de penetrarla, pero antes de poder hacerlo una voz interrumpió.

—¡Kiara! —se escucha el grito de la madre superiora desde el dormitorio, ambos nos vemos uno al otro, yo intento seguir con lo mío, pero Kiara me detiene.

—Mierda, Escóndete.

La veo confundido preguntándome si es verdad lo que acabo de escuchar, sin importarme nada tomo sus caderas y la penetro de golpe haciendo que ahogue un gemido.

-DF-

Procuraré no tardar demasiado para subir la otra parte.

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