Sexo en el bar

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Sexo con la prima de mi mejor amiga.

—¿A dónde vas tan tarde? —La veo moverse de un lado a otro, busca entre los cajones de su armario, debajo de la cama, en su tocador, en todos lugares. La veo mal cuando me hace a un lado buscando no sé qué.

—¡Gracias, Dios!—abro los ojos, demás al ver el conjunto de lencería que tiene entre las manos.

—¿Qué es eso?—me mira obviamente moviendo el pedazo de tela frente a mis narices.

—¿Para qué quieres eso?—insisto.

—¿Para qué crees tú?—se va en dirección al baño y voy tras de ella.

—Zayo—gruño, fastidiado ante su actitud.

—Para una noche loca —responde tranquila de lo más normal—, me guiña un ojo antes de tomar una toalla del suelo.

—¿Qué?— Intento seguirla cuando sigue al baño, pero cierra la puerta justo en mis narices.

¿Noche loca?

¿Con quién?

Maldita sea.

Ni siquiera debería preguntar nada, ni siquiera debería de estar aquí, en la habitación de la hermana de mi mejor amiga, no debería estar con la sangre hirviendo al saber que saldrá con alguien más, nunca debí caer, no al saber que ahora soy yo el que no se puede sacar de la cabeza a la chica que estuvo detrás de mí por años.

Bajo a la sala donde toda la familia está reunida, todos celebran felices el cumpleaños de Jennia, la hija mayor de la familia Fert y mi mejor amiga, la busco por todos lados, logro verla en el jardín, mi intención es acercarme, pero cuando la veo comiéndole la boca a su novia mejor me regreso por donde vine, miro la hora y justo las ocho y media de la noche, es mejor que me vaya, estoy aquí casi desde las dos se la tarde.

—¡Hola! —le devuelvo el saludo con un beso en la mejilla a la prima de Jennia—¿Ya te vas? —Le digo quesí— Justo yo también—responde viéndome fijo.

—¿Sí?

—Por supuesto, ¿qué tal si vamos por un trago?—su entusiasmo es muy notable, ¿por qué no?

Zayo me ha dejado claro que se divertirá. ¿Por qué yo no?

—Me parece bien—, ella sonríe complacida.

Toma mi brazo y sin que nadie nos vea salimos de la casa, al salir vamos al auto donde para mi mala suerte esta Zayo, y no está sola, tiene casi sobre ella a un tipo, ambos están muy concentrados, manoseándose, que ni siquiera nos notan, el tipo tiene sus manos en el trasero de Zayo y ella parece disfrutarlo.

Mejor me largo de una vez.

Le abrí la puerta del copiloto a Noe, quien no me había dado cuenta de que tenía un trasero precioso. Al final, creo que no acabaré la noche tan mal.

Vamos a uno de los bares de papá. El entrar no se nos hace nada difícil, en realidad la compañía de Noe no es para nada desagradable, al contrario, mi polla está comenzando a despertar al ver sus gestos provocativos, que no pasan desapercibidos en ningún momento.

—Vamos a bailar—ni siquiera me deja protestar, ambos estamos en la pista, muerdo mi labio cuando música sexi inunda el lugar, Noe me mira pícara dándose la vuelta, tomo sus caderas cuando comienza a moverse de manera lenta, sus caderas se mueven de un lado a otro, cierro los ojos cuando restriega su enorme trasero en mi polla.

Abro los ojos cuando la imagen de Zayo viene a mi cabeza.

Esto no está mal, por supuesto que no, ella me ha dejado claro que entre nosotros no pasó nada más que sexo, no esta mal, ella se divierte con cuanto tipo encuentra.

RELATOS ERÓTICOSWhere stories live. Discover now