Mafioso perverso 2

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{KIARA}

¿Y como se llama?-pregunte a la hermosa mujer frente a mí.-¿Cómo se llama el hombre del que huyes?

Ian D'Angelo- me quedé de piedra al escuchar como aquello salía de sus labios.

Me encontraba en el jardín de la iglesia con una de las superioras Anyela.

Ahora mismo me terminaba de contar su historia o parte de ella.

Para mi sorpresa no era una monja o sí, hace un año abra llegado a la iglesia, pero no por fe si no por escapar de un hombre el cual se obsesionó con ella, antes ella trabajaba como bailarina exótica en un club, aunque lo hacía solo por diversión comenzó a jugar con uno de sus clientes que para mala suerte de ella es un hombre muy poderoso y mi hermano.

Sí, ahora mismo me he enterado y no puedo hacer otra cosa más que lo correcto.

Esta noche era mi día de poder estar con mi familia y aunque planee que saldría bien todo fallo, lo supe desde el momento en que me equivoque de vaso en la oficina de mi hermano y termine bebiendo un líquido que me quemo la garganta y me hizo perder la cordura en totalidad.

Me encontraba en la enorme oficina rodeada de libros, documentos, cuadros, etc., hasta que la puerta se abrió y un hermoso hombre entró, mis sentidos se esfumaron al igual que mi razonamiento, me sentí extremadamente enamorado y con adrenalina en mi sistema y el hombre frente a mí solo con la mirada que me brindo basto para hacerme sentir una incomodidad entre mi entrepierna, no sé en qué momento, pero él llegó a mí y creo que mi error fue no separarme de él y, en cambio, besarle.

Mis labios se fundieron en los de el de una manera exquisita y majestuosa, muy caliente también, en pocos segundos sentí su lengua atacarme, sus manos fueron bajando hasta obligarme a pegar un brinco y rodear mis piernas en su cintura, sus labios poseían los míos con fuerza y pasión haciéndome soltar jadeos involuntarios, mis manos fueron bajando por su cuello hasta su pecho duro y fuerte, gemí cuando me empotro contra la pared, una de sus manos subió por el interior de mis muslos hasta llegar justo a mis bragas.

Sin una palabra me arrebato el vestido de flores dejándome solo en lencería, admitía que para ser monja no está bien, pero me encantaba sentirme sexi en ocasiones, y esta era la mejor de todas.

—Mierda-susurro contra mis labios cuando me restregué en su erección, intento deshacerse de su ropa, pero negué.

—Con ropa- dije entre besos jadeante.

—Es injusto- respondió con voz ronca amortiguada por mi lengua en su boca.

—Es una fantasía-sonrió aun así y después de decir un Si llevo sus manos a mi sujetador para luego botarlo, jadee con intensidad cuando me separo de la pared y me llevo afuera, no mi importaba que alguien me viera, al contrario, me excitaba en sobremanera, iba enroscada en la cintura del adonis y solo en bragas.

—Nadie te va a ver- fue lo único que dijo y no se equivocó, todos sus hombres bajaron la mirada al vernos pasar y aun así seguí restregándome en el pedazo de carne entre mis piernas.

Él soltaba pequeños gemidos que me deleitaban el oído, en ese momento no me importo que me llevara al jardín de mi propio hermano, solo me mordí el labio inferior cuando el Dios Griego me recostó en una de las tumbonas a la orilla de la piscina, con malicia recorrió mis piernas, no llego a tocar mi entre pierna, sino que se saltó a tomar con fuerza mis senos, sin perder tiempo se subió sobre mí apoyando sus brazos a mis lados, su boca fue a uno de mis senos envolviendo su deliciosa lengua en mis pezones, gemí ante la sensación tan deliciosa que era su boca caliente al rededor de mis tetas, su mano se encargaba de atender a mi otro seno, levantó la mirada aun con mi seno en su boca y con una sonrisa maliciosa mordió con suavidad mi pezón erecto, jadee y no tarde más, baje las manos a su cintura, desate su cinturón, pero él me detuvo, me cogió de las caderas con ambas manos para luego colocarme en cuatro sobre la tumbona, me incline aún más para dejarle buena vista.

RELATOS ERÓTICOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora