Sola con papi 4

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-¡Suéltame!- seguía luchando, tratando inútilmente que Eros me soltara, pero aun así sé que es imposible, sé que ahora mi único camino es volver al infierno del cual por un momento creí ser libre.

-Jamás lo haré- sus ojos encontraron los míos y no pude descifrar si lo que reflejaban si era odio o culpa- No de nuevo- quise preguntar por lo último, pero no me lo permitió, en cambio, me subió a camioneta, ambos íbamos en los asientos traseros mientras dos hombres iban adelante, me di por resignada de nuevo, hasta poder idear como escapar.

-No escaparás de nuevo- volteé hacia Eros confundida ¿Lee mentes este idiota?- Te conozco y sé que intentarás huir, pero esta vez no lo permitiré.

Pero aun así ni siquiera me vio, solo tenía la mirada puesta en la ventanilla, quiero protestar, lo necesito, necesito decirle que gracias a él fui dañada, pero no ahora.

Todo el trayecto fue horrible, mi cuerpo reaccionaba a las emociones que sentía, la ansiedad se está haciendo presente haciendo que mis manos tengan un leve temblor y mis pies no dejen de dar toquecitos en el suelo, después de unos minutos llegamos a una mansión.

Mientras soy casi arrastrada por Eros, entro a la gran misión, varias personas fijan su mirada en nosotros cuando entramos a la enorme sala, sin emitir una sola palabra, Eros me toma en brazos, más no protesto, lo conozco muy bien para saber que las personas que están ahí no son buenas.

Al subir al segundo piso, Eros me baja justo frente a una puerta, la abre y me empuja para que entre y sin más sale de la habitación donde claramente me ha dejado encerrada.

Varios vestidos están perfectamente tendidos sobre la cama, cuando escucho risas que provienen de la primera planta no puedo soportar más y mis ojos se llenan de lágrimas.

¡Por qué fui tan estúpida!

Maldita sea, por fin pude obtener mi libertad y de nuevo llega mi maldito tormento a capturarme, desde hace un año estaba volviendo a vivir, ya estaba olvidando todo, pero, No, al maldito rey se le ocurre volver a joderme la vida.

Frustrada y enojado tiro todo al suelo, los vestidos, las lámparas en las mesitas de noche, las almohadas, las sábanas todo, suelto un grito desde el fondo de mi garganta que es amortiguado por la almohada.

Me asusta la idea de volver, no quiero, no soy tan fuerte para volver a sufrir, ya no más. Miró por uno de los ventanales que más personas ingresan al jardín de la mansión, apenas soy consciente que ya está oscuro.

Me recuesto en la cama entre lágrimas y sollozos, sé que debo dejar de ser tan frágil, pero no puedo, mis heridas aún siguen abiertas.

-*-

Un olor muy familiar llega a mí, me remuevo incómoda cuando siento un cosquilleo en medio de mis piernas, aun sin poder despertar, siento como una mano se cuela en medio de mis muslos cuando presiento que me tocara más se detiene.

Abro los ojos de golpe.

La mirada profunda de Eros es lo primero que veo, aún aturdida, intento arroparme en las sábanas, pero no por mucho, Eros en un movimiento rápido arrebata la sabana de mi cuerpo, no intento tapar mi desnudez, lo que hace que él me vea aún con más seriedad.

De un momento a otro sin emitir palabra me toma en brazos y sé que no tengo otra opción que doblegarme ante él en este momento. Arrugo el ceño cuando me conduce al baño, es muy grande, en el medio hay una enorme tina de la que escapan tímidas nubes de vapor, Eros me deja de nuevo en el suelo y me da un leve empujón indicándome que entre, lo hago sin rechistar, poco a poco ingreso, suelto un respiro al estar completamente dentro, justo lo que necesitaba.

RELATOS ERÓTICOSWhere stories live. Discover now