Castigo de seducción 2

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—Para- pidió Arthur con la voz entrecortada a la vez que Danika lo empotraba a la pared.

—Jamás—respondió ella de rodillas frente a él, a punto de disfrutar todo de él, todo aquello que ella misma se negaba a disfrutar por sus reglas pero ese hombre había cruzado sus límites de manera formidable e iba a pagar las consecuencias de igual manera o peor.

Arthur se sentía desesperado al estar a total merced de una mujer, la sensación de estar inmóvil lo estaba volviendo loco pero lo que realmente estaba a punto de terminar con el era saber que la mujer que tanto deseo estaba de rodillas frente a él, mucho tiempo, demasiado tiempo, estuvo fantaseando por tenerla así y cuando por fin iba a suceder no la podría ver.

—Danika—susurró excitado al sentir las manos de ella en su polla.

—¿Disfrutaste provocarme?—pregunto ella en un tono que solo lo provocaba más.

—Deja el jodido jugo de una vez por todas—insistió aunque en el fondo todo en el estaba ardiendo, el estar sometido le provocaba un calor infierno en el cuerpo.

Ella no respondió más Arthur sintió su cuerpo arder al sentir la cálida lengua de Danika en la punta de su miembro.

Y desde ahí tuvo algo más que claro.

Un gruñido lo abandono cuando la cavidad bucal de ella lo recibió, sentir su legua y su saliva mojandolo era demasiado y recién estaba comenzando su tortura.

Danika estaba más que perdida, hacía ya mucho tiempo que no disfrutaba de un hombre de tal manera, sin poder contenerse se metió la enorme polla a la boca, aunque, era una experta en lo que hacía le fue un poco difícil poder hacer su trabajo por el tamaño de aquel pedazo de carne.

La polla dentro de su boca era larga y gruesa dificultando un poco su trabajo, dejando eso de lado con su lengua rodeo el trozo de carne y con sus manos acaricio los testículos del semental.

—Me vas a matar—bufo Arthur dejándose recargar por completo en la pared preso del placer, sentir las caricias mojadas de la mujer, el calor de sus manos en su piel más sensible, sentir su respiración tan cerca de su miembro, lo estaban llevando cada vez más a límite.

Un gemido ronco salió desde el fondo de su garganta cuando sintió como la mujer succiono la punta de su miembro, Danika cada vez estaba más mojada, tenerlo así la excitaba en sobremanera, subió la mirada y casi se corrió con la imagen.

Con la boca entre abierta y una fina línea de sudor corriendo por su frente Artuh estaba al límite, esa imagen solo la animo más a seguir, con su lengua comenzó a lamer desde la base hasta la punta como si fuera una paleta de helado, al llegar a la punta le dio un chupon que hizo que Arthur gruñera de placer.

Escuchar esos sonidos de el solo la calentaban más.

Arthur aún con los ojos cegados podía percibir que todo su alrededor estaba infectado con su lujiria y perversión, el calor de sus cuerpos, la impotencia en el, le agobiaba no poder soltarse, para levantarla y hacerla pagar.

—Mierda... sí, sigue así—ordenó al sentir las caricias en sus testiculos y las caricias que subían desde la base hasta la corona.

La vena en el cuello de Artur fue notoria al igual que su mandíbula tensa, sus nudillos estaban completamente blancos, era algo desconocido para el estar del otro lado de la sumisión.

—Sabes delicioso—susurró ella mientras se lo metía de nuevo a la boca.

Arthur sintió sus muñecas arder por la fuerza que ejercía al inconcientemente tratar de soltarse de las esposas, su cuerpo estaba tenso, la fina capa de sudor y su corazón acelerado estaban a punto de colapsar.

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