Capítulo 7

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Y Bakugō se encontraba nuevamente delante de aquel santuario.

Naturalmente no se atrevió a entrar, después de todo la última vez que lo hizo casi sintió que iba a morir. Pero esperar solo afuera del santuario no era factible. Además ¿Ese viejo realmente lo iba a ayudar?

Tan pronto como se había ido del colegio, se dirigió hacia el santuario. Solo que ha estado esperando horas delante y no ha pasado nada.

Rasco su cabello y miró sus manos vendadas. Recordó lo que vio en el salón y de cierta forma se estremeció. Solo después de que la rabia se hubiera ido, sintió las consecuencias de sus acciones. Que puta mierda más espeluznante fue.

No tenía un carajo de idea de que era eso, pero por instinto supo que eso es lo que ha estado buscando.

Un demonio.

Y pensar que ese bastardo podría ser un demonio, le daba escalofríos. Eso podría explicar las acciones extrañas de las personas a su alrededor. Como si les hubieran lavado el cerebro.

Lo extraño es que a él no le afectaba en absoluto, incluso por ese momento pudo vislumbrar lo que parecía ser la imagen real del demonio.

Rodeado de oscura energía, aunque su figura seguía siendo la misma, el lado izquierdo de su rostro tenía una cicatriz roja demasiado llamativa. Eso de alguna manera rompía la "belleza" que tenía, haciéndolo más bizarro de lo que era. Si ya de por sí a Bakugō le daba asco, verlo realmente sin ilusiones le dio aún más asco.

Ni siquiera la palabra "asco" podría definir su desagrado hacia esa cosa.

De solo volver a recordarlo le daban náuseas.

-¿Cuando saldrá este maldito viejo?

Pateó una hoja en el suelo mientras esperaba con tranquilidad fuera de la puerta torii. Otra hora pasó y ya podía ver cómo se iba oscureciendo. Y eso lo estaba inquietando. Después de haber pasado por tantas pesadillas, la noche ya no le agradaba, de hecho de cierta forma la empezó a odiar. Además, seguro que si se dormía ese demonio de mierda volvería a aparecer en sus sueños. Lo que más le frustraba era no poder hacer nada contra él.

Y cuando se empezaba a manifestar el crepúsculo, el sonido de unas campanas sonó a sus espaldas. Bakugō miró hacia atrás y pudo ver la silueta de lo que parecía ser un humano, no solo eso, también podía ver una luz de dorado pálido extremadamente condensada.

Sus ojos le volvieron a arder mientras observaba el extraño fenómeno que sucedía. Y unos segundos después, como si el tiempo se hubiera detenido, la figura antes poco visible hizo acto de presencia. Era la forma del viejo que le había hablado antes.

Y Katsuki estaba seguro de algo.

Este mundo estaba loco.

En serio, ya bastaba con ver que su compañero de mierda era una cosa horrible, para sumarle que el viejo que le hablo no era ni humano.

¿No podía encontrarse con cosas más normales? ¿Cómo fantasmas? ¿Era mucho pedir?

-Mocoso, estás aquí.

-¿No me digas viejo que tu tampoco eres humano?

Bakugō lo miró con una expresión que decía "¿Tu también?".

-¿Lo viste?

El viejo entrecerró los ojos y miró con contemplación al joven delante de sus ojos. Notando que los ojos del niño eran realmente deslumbrantes, como si emitieran su propio brillo. Pero se dió cuenta de algo que había pasado por alto completamente.

Ojos rojos.

-¿Ver qué? ¿Tu aparición? Claro que la Vi.

El ser entrecerró sus ojos y miró directamente esos ojos rojos. Y definitivamente que no eran lentes de contactos, eran ojos rojos reales, no solo eso, el brillo que emitía tenía un casi imperceptible rastro de poder divino. Si no prestaba atención, no lo notaría en absoluto.

Peccata [Todobaku]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora