Capítulo 11

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Después de un rato de caminar de vuelta a la aldea Inuyasha la cargó en su espalda, como ya no se veía tan enojado Kagome se sintió más tranquila, cuando comenzó a amanecer llegaron a una aldea, Inuyasha la bajó de su espalda y caminaron despacio a través de esta, Kagome revisó en la manga de su Kosode, sonrió al encontrar un par de monedas, recordó que Kaede se las había dado antes de que salieran, sonrío mirando a Inuyasha...

"Quieres tomar una taza de té?"

Inuyasha le miró como si estuviera completamente demente, finalmente suspiró y evitó mirarla con un keh!

"Compra algo para ti si quieres..."

Kagome sonrío y decidió que lo mejor sería comprar un par de bolas de arroz y seguir con su camino, se acercaron a una tienda e Inuyasha se quedo bastante atrás con sus manos dentro de su Haori luciendo incómodo, notó el tic en su oreja derecha y suspiró, Inuyasha siempre se ponía tan tenso al entrar en las aldeas, jamás lo había comprendido, tal vez ahora se lo diría.

"Me da cuatro bolitas de arroz?"

La señora de la tienda la miró, y luego miró a Inuyasha, luego tomó las bolitas y se las ofreció.

"Miko-sama ¿Por qué viaja con un Youkai?"

Kagome le sonrío a la señora.

"Porque él es mi guardián."

La mujer le miró sorprendida, Kagome le pagó por las bolitas de arroz y caminó hacia Inuyasha sonriéndole...

"Inuyasha porque no..."

Un sujeto que venía corriendo la tiró al suelo de golpe, cayendo sobre ella, luego parándose sobre ella al levantarse y salir corriendo, casi tan rápido como cuando la golpeó. Kagome gimió al mover la pierna derecha sabiendo que se la había lastimado, escucho a Inuyasha gruñir y levantó su mirada hacia donde el Hanyou la tenía, cuatro hombres estaban parados mirándola en el suelo, la mirada del hombre al frente con Hakama negra y Kosode azul, sus ojos era demasiado oscuros, su mirada... no el gustaba para nada.

"Miko-sama, sentimos mucho que haya sido lastimada, permítame ayudarle."

Inuyasha le gruñó con mayor fuerza al hombre y dio un paso hacia ellos dejándole mirándolos al lado de su pierna. Y

"Ni se te ocurra tocarla."

Kagome notó en ese momento que la gente en los alrededores dejó de hacer lo que hacía, caminar, cocinar o barrer, y dirigió su mirada hacia el Hanyou, no hacia el hombre de mirada fría, no, estaban mirando a Inuyasha. Cuando vio a un hombre que venía con una pala dar un paso hacia ellos se puso de pie, gimió al sentir un punzante dolor en su pie derecho, definitivamente se había lastimado.

Inuyasha no se dio la vuelta hacia ella, pero en lugar de que ella solamente buscara apoyarse en su Haori, el extendió su mano hacia ella sujetándola por el brazo, Kagome se sorprendió, Inuyasha seguía viendo a los sujetos y les seguía gruñendo, pero esta vez... la sujetó, su corazón latió mas rápidamente, y miró a sus alrededores, los aldeanos parecían más molestos aún.

"No se preocupe señor, ya nos vamos."

Kagome miró las bolitas de arroz tiradas en el suelo y luego miró al hombre que ahora sonreía. Ella parpadeó varias veces y volteó a ver a Inuyasha, quien seguía gruñendo y mirando al hombre como si se lo quisiera comer.

"Ne Inuyasha? Ya nos vamos, cierto?"

Tiró suavemente de su manga y el Hanyou suspiró, relajó su postura y dejó de gruñir volteando a verla.

"ne?"

Inuyasha suspiró y asintió, Inuyasha iba a decir algo, pero las palabras del hombre de mirada fría le interrumpieron.

Nuestro DestinoWhere stories live. Discover now