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Después de seis o siete cervezas las risas iban y venían entre ambos. Jay movía sus manos mientras explicaba una anécdota llena de detalles y Heeseung lo observaba concentrado con su barbilla apoyada en la palma de su mano. Habían pasado horas desde su llegada a aquel lugar y si el celular del pelinegro no hubiera comenzado a sonar de forma insistente probablemente no hubieran notado que ya había comenzado a amanecer. Sin embargo, la melodia de aquel aparato los había sacado de la pequeña burbuja en la que se encontraban y era extraño, porque no podían negar que había cierta atracción física entre ellos, pero una cosa era ir a otro lugar a ocuparse de eso y otra cosa era ir a un lugar a conocerse mejor, que es lo que habían terminado haciendo. En algún momento de su llegada cruzó por la mente de ambos bajar al segundo piso y unirse a la mezcla de cuerpos sudados y ambiente ruidoso, seguro así entre la música y el alcohol podrían llegar a algo más.

Pero las cervezas se fueron acumulando y las anécdotas también.

Jay tomó su celular de la mesa y observó la pantalla antes de contestar, juntó sus cejas confundido y abrió el teléfono: — Uhm es Taehyun, dame un momento.

Heeseung asintió en silencio y sacó su celular para revisar la hora y confirmar que eran casi las seis de la mañana, pronto cerraría el bar y tendrían que irse, acabaría la noche y volverían a sus vidas en donde dejarían este pequeño encuentro como una salida entre amigos.

O eso quería pensar Heeseung.

Jay por otro lado intentaba entender las palabras desordenadas de su amigo al mismo tiempo que se moría de ganas por cortarle la llamada, había notado que comenzaba a amanecer y pronto los sacarían del lugar por lo que su encuentro con Heeseung estaba llegando a su fin y, como si fuera poco se sentía peor que días atrás. El pelinegro estaba convencido de que si hablaba un rato con él su curiosidad se iría pronto, pero Heeseung era más de escuchar que de hablar y cuando lo hacía, vaya, realmente valía la pena escucharlo.

A menos que decidiera molestarlo, eso lo irritaba.

— Jay ¿me escuchas? ¿Hola? —el pelinegro sacudió su cabeza intentando concentrarse nuevamente en la voz de su amigo pelirojo.

— Si te escucho Taehyun, pero no entiendo que sucede, ¿Estás ebrio?

Se escuchó un fuerte suspiro a través de la línea y luego unas maldiciones en voz baja que hicieron al pelinegro rodar sus ojos.

— No Jay, es solo que Jake se fue de la fiesta y se suponía que me iría con él. Ahora estoy aquí varado y la única persona que podría llevarme está enojada conmigo ahora. No sé que hacer. —El pelirojo suspiró frustrado y Jay lo imitó dejando descansar su cabeza sobre la palma de su mano.

— Taehyun yo no llevé mi auto, si voy a recogerte tardaría como una hora en llegar. —Explicó bajo la atenta mirada de Heeseung y relamió sus labios antes de seguir hablando.— ¿Es tan mala idea pedirle a Beomgyu que te lleve? Después de todo tú estabas enojado con él, no al revés.

— Si porque eso era hasta anoche, pero luego tenía que ir yo con mi bocota a joderlo todo. Así que ahora él está enojado conmigo y aún rogándole no me llevará.

— ¿Qué hiciste ahora?

Taehyun chasqueó la lengua molesto solo de recordarlo y rodó sus ojos aunque su amigo no lo pudiera ver: — Cuando llegues te cuento, no importa si tardas una hora, después de todo no tengo a donde ir.

Jay soltó una leve risa cansada y asintió con un leve "umjum" dando a entender que pasaría por él antes de cortar la llamada y dejar su teléfono en la mesa. Observó a Heeseung quién le devolvió la mirada con una media sonrisa.

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