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Increíblemente para todos, incluso para ellos mismos no se habían besado en el oscuro parqueadero del bar de Sunghoon, a pesar de que estuvieron a punto y se morían de ganas por hacerlo prefirieron pensar a futuro, o bueno, Jay lo hizo. Dió su brazo a torcer dejando su orgullo de lado y le ofreció a Heeseung ir a su casa, y por supuesto que obtuvo un si rotundo como respuesta.

El camino fue rápido una vez que decidieron que Jay conduciría el auto de Heeseung, así llegarían más rápido y el pelirojo tendría como marcharse en la mañana.

Ambos sintieron los efectos de la ansiedad en su estómago por lo que estaba por suceder y más que nada porque había quedado claro que ambos querían que algo sucediera. Aunque fuera solo físico, ahora no importaban las razones o el porqué, solo importaba lo que iba a suceder.

En cuanto pisaron la casa en la que vivía Jay la conversación trivial que habían intentado mantener murió y una sonrisa ladina se instaló en los labios de Heeseung mientras recorría el lugar con su mirada. Era una gran y linda casa que no podía evitar recordarle la casa donde él solía vivir con sus padres.

Jay se movió por la gran sala y volvió a la entrada para colgar la chaqueta que traía en el perchero de la entrada, eso provocó que la sonrisa en los labios del pelirojo se ampliara al notar el leve nerviosismo en el menor.

— Así que, ¿qué quieres hacer ahora? —preguntó Jay con las manos en sus bolsillos.

— No traes a muchos chicos aquí ¿verdad? —contestó el pelirojo con otra pregunta mientras quitaba su chaqueta.

Jay alzó una ceja y observó al mayor encontrándose con su sonrisa divertida por lo que solo soltó un suspiro.

— ¿Por qué lo dices?

Heeseung se encogió de hombros y lo miró de arriba a abajo antes de contestar.

— Parece que no sabes que hacer, si lo hicieras seguido ya me hubieras dicho a donde quieres que vayamos y todo eso.

Jay mordió su labio inferior y asintió: — Tienes razón, no traigo a los chicos a casa. —murmuró encogiéndose de hombros.

— Bien, me gusta que sea nuevo para ti. —murmuró sin alterar su sonrisa incluso cuando los ojos de Jay lo observaron con un leve fastidio.— ¿Vamos a tu habitación antes que vengan tus padres y nos encuentren aquí?

Heeseung aún mantenía su chaqueta en las manos, por lo que el pelinegro se acercó hasta estar frente a él con la silenciosa excusa de recibir el abrigo ajeno y colgarlo, pero no lo hizo.

En cuanto se ubicaron uno frente al otro el pelinegro estiró su mano a la barbilla de Heeseung y lo atrajo hasta él para unir sus labios. El primer contacto fue simple y leve, pero no bastó mucho para que Heeseung devolviera el beso con todas las ansias que tenía desde que se habían visto en aquel parqueadero.

El pelirojo soltó la chaqueta que traía entre sus manos y afirmó la cintura del menor en un agarre fuerte y posesivo que reclamaba más cercanía entre ellos y más intensidad en aquel beso.

Ya no le importaba que Jay se encontrara nervioso, o el asunto de los padres ajenos, ahora sólo quería saciar de una vez por todas sus ganas de él, sus ganas de besarlo, tocarlo y por supuesto explorar cada rincón que el menor le permitiera explorar.

Sin embargo, el pelinegro disfruta mucho de llevar el control entre ambos y el pelirojo lo deja ser, deja que aumente y disminuya la velocidad del beso a su antojo, disfruta cuando sus lenguas por fin se mezclan en medio del beso y éste se vuelve más intenso e íntimo que antes. Incluso no emite ninguna queja cuando el menor lo acorrala contra la pared más cercana. Heeseung lo disfruta y aunque detesta las comparaciones, por una milésima de segundo no puede evitar comparar lo que había sucedido más temprano en el bar con Minjeong y lo que estaba sucediendo ahora con Jay.

Lonely heart - heejayWhere stories live. Discover now