Crítica. Volumen 1.

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Que difícil es cuando vives del revés, unos pocos te entienden y otros no te quieren ni ver, sientes que no encajas en el puzle y te vas al ajedrez, y te siguen mirando mal, diciéndote que vas a perder.

No sabes jugar en este juego, a ti te criaron para seguir al viento, intentando ser libre pese a tantos muros de cemento. Tu vida se basa en sentir, razonar y cagarla, y estando en el fondo comienzas a arreglar todo lo que está roto, a intentar recomponer las piezas del oro.

Y por mucho que te rompan tú sigues el tópico: caer, levantarse y seguir, sin miedo a equivocarte, pero equivocándote sin fin. Volver y volver a la espiral del error, para darte cuenta de que errar no es lo peor, lo peor es no saber reconocer en qué eres el mejor.

Aunque muchos se olvidan de lo que hiciste por ellos, otros saben reconocer que les ayudaste a paliar sus miedos. Esos son los que más valen, los que saben reconocer que tú pusiste la mano en el fuego, que fuiste el que supo ayudarles en su infierno.

Y hoy en día se pudre la gente, los actos solo importan si la materia interviene, el valor de la palabra se pierde en el viento como la arena del desierto. Se muere la opinión, se muere el respeto, ya nadie quiere saber si estás bien por dentro.

Esta cultura del hedor a queja, que no tiene la solución para los problemas que se inventa, cultura de la droga buena, de la electricidad por bandera, una cultura tan buena y que tristemente se pierde en la niebla.

La historia de un poeta sin poemas.Where stories live. Discover now