Canción de verano.

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Trago de agua fría de un manantial sagrado, un pueblo de Castilla de campo dorado, el sudor de la frente que jamás acaba, fiesta diaria, aunque curres por la mañana.

La playa blanca, las gentes de Gandía, el coche como caravana, rumbo a algún lugar de Andalucía.

Las mil y una canciones, que sonarán en tan pocas noches, recordando tu sonrisa. Y aquel fuego abrasador, provocado por el calor o por el fuego de tu amor, en la montaña más cercana a mi corazón.

Todo ello y mucho más, Granada, Córdoba y Sevilla, y yo sin ser de Andalucía, tanto en tan poco tiempo las pude amar.

Pero ni el esplendor del Mediterráneo se podrá comparar, al color de tu pelo cuando lo reflejen los rayos del mar.

El Cantábrico aguarda, de tu mano y sin pesar, me llevarás a una playa y yo la llamaré Nunca Jamás.

La historia de un poeta sin poemas.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum