Versos de madrugada. Volumen 2.

3 2 0
                                    


Me inunda el silencio, un vacío insoportable al acabar cada día, al acabar cada noche, al empezar cada madrugada. El tenue sonido que produce el funcionamiento de mi cuerpo, unido a un ensordecedor silencio que solo se tranquiliza con algún efímero ruido que lo perturba.

¿Piensas? ¿Te replanteas algo? ¿Tu pasado? ¿Tu futuro quizás? ¿Es este el proyecto de tu vida? ¿Haces algo bien?

Una y otra cada noche, miles de preguntas que me acosan, que no sé responder, que me hieren porque sentencian que otro día más no fui la mejor versión de mí. Y al día siguiente vuelve a repetirse lo mismo, error tras error, sin errar realmente ningún día, vivo así porque soy así, o quizá porque no me atrevo a vivir de otra forma.

No quiero más preguntas sobre mí, conseguid vosotros las respuestas sobre mi tormento, miradme a los ojos y hablad con el infierno. Queréis respuestas sobre mi comportamiento, intentad pasar un día en la mente de este enfermo.

Me duelen mis minúsculos actos más que las tragedias mundiales, a veces soy incapaz de sentir afecto, se desactiva la parte de mí que pretende tenerle algo de cariño al mundo, me desconecto de mis sentimientos. Le doy paso dentro de mi mente a todos mis miedos, no soy nada en todos los aspectos, no llego a ser más que polvo en el viento, una estrella más en el firmamento, quizá ya perdí mi luz, quizá haya muerto.

Quiero renacer cada día en otro escenario, dejar de ver la vida con los ojos de un mercenario, que se vende al peor postor a diario. Estoy mal o estoy bien, bonita simplificación que no sirve dentro de mi ser, no me siento una idea ni la otra porque siempre pretendo buscar la que se desmarque de la norma, soy un inadaptado incluso a los paisajes que yo creo, soy un animal hambriento lleno de miedos.

La historia de un poeta sin poemas.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ