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“Buena suerte”

Keisuke divagaba solo por las calles de Tokio, amaba usar su motocicleta y mostrar lo genial que se veía en ella a todos los que tomaba en su camino, pero usualmente no solía usarla seguido cuando iba a ver a uno de sus mejores amigos de su infancia. No era como tal que fuera a verlo, más, sin embargo, solía irá dejarle un par de cartas que escribía con todo el esfuerzo del mundo.

Se quedaba un rato con la esperanza de que los policías que cuidaban la entrada del recibo se apiadarán de él y lo dejarán entrar a ver a su amigo, pero las reglas eran claras, Kazutora Hanemiya, solo podía recibir visitas de sus familiares, intento de todo, inclusive se hizo pasar por un primo lejano, pero no funcionó.

Pensaba muy seguido que, si no hubiese sido por Mikey, él hubiera acabado de la misma manera que Kazutora, detrás de unas rejas. Pero no fue así por fortuna, pero, aunque no acabara en detrás de una reja, también vivía un infierno metal que no lo dejaba tranquilo desde ese entonces.

A Kazutora le hacían llegar todas las cartas de sus amigos y familiares, pero realmente el único que le mandaba cartas era Keisuke, estaba al tanto de él no había semana que no le enviara mínimo una carta, era su manera de estar cerca de él.

Hanemiya era un chico delgado, pero en los últimos meses se había vuelto más fuerte a pesar de su complexión, pues se había dedicado a realizar bastante ejercicio y sin contar que tenía que darse a respetar con los demás para que no le dieran una paliza, sin duda, el pobre vivía un infierno, no solo porque él vivía ahí adentro, si no por el que lo atormentaba en su cabeza.

En sus cartas Keisuke solía contarle como se dedicaba a golpear pandillas él solo, como le iba en la escuela y demás cosas, casi no tocaba mucho el tema de la razón por la que estaba ahí su amigo. Y en su última carta decidió contarle sobre Reiko, a lo que el describió como una chica impredecible pero agradable, se centró en platicarle que los ojos de esa chica eran del color de un trébol y que los consideraba de buena suerte.

Al entregar su carta y la respuesta de su carta anterior, la guardo en el bolsillo de su chaqueta, se dio la media vuelta, no sin antes despedirse de los oficiales, una vez estando unas cuadras lejos, le llegó una notificación, era un mensaje de Reiko.

Reiko

"¡Hola Kei!, ten bonito día (⁠^⁠^⁠)"

A Keisuke le parecían tiernos los mensajes de Reiko, no solía asfixiarlo con muchos mensajes, pero era de las personas que le gustaba desear un buen día a sus amigos, no eran tan constantes sus mensajes, todo lo contrario, solía mandarlos los días que no los veía, como los fines de semana, de paso enviaba algunos mensajes a Keisuke para preguntar por la tarea, aunque con el paso de los días Reiko se daba cuenta de lo inútil que era integrarlo, Keisuke estaba igual de perdido en clases que ella.

A Keisuke le parecían tiernos los mensajes de Reiko, no solía asfixiarlo con muchos mensajes, pero era de las personas que le gustaba desear un buen día a sus amigos, no eran tan constantes sus mensajes, todo lo contrario, solía mandarlos los días...

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Baji no era una persona la cual usualmente estaba preocupada, todo lo contrario, siempre lo solían ver relajado, aunque era muy agresivo, pero era parte de él, era impredecible, ninguno de sus amigos podría saber con exactitud su siguiente movimiento o si sus actos de rebeldía iban más allá de tener hambre.

Solo Tú [Baji Keisuke x Oc]Where stories live. Discover now