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“Confía en mí”

A veces los atardeceres eran lo único que podían calmar a ese chico que andaba por ahí por la vida buscando una nueva aventura, o un nuevo problema para no aburrirse, era relajante ir en su motocicleta, tal vez no a toda velocidad, observando de reojo las nubes anaranjadas iluminar la última parte del día.

Casi todos los días era lo mismo, regresar de una reunión, de alguna salida con amigos o simplemente de alimentar a un pequeño gato que se encontró en la calle, y ver a su madre calentando la cena, tal vez poniendo la mesa, esperando a que su único hijo llegase a acompañarla a cenar, esa era su rutina, y algo que los unía casi siempre. Casi todos los lazos con la gente que quería Keisuke eran por la comida, comenzaba a plantearse en abrir un restaurante algún día, de seguro conocería más gente y saldría de su zona de confort, pero en el fondo sabia que él y el fuego no se iban a llevar tan bien en una cocina.

Baji no era un chico rico, pero tampoco vivía en la pobreza extrema, él vivía en un apartamento, era pequeño, dos habitaciones, un baño, una pequeña sala de estar y la cocina, era lo que conformaba su apartamento, pero le bastaba por el momento, pues no pasaba mucho tiempo en casa, solo para dormir y algunas tardes leer algún manga, así que ese apartamento era suficiente para su madre y él, era normal verlo llegar noche a casa, pero no tan tarde, tampoco quería estar discutiendo con su madre.

—¡Ya llegué mamá! —, anuncio el joven, sacándose la chaqueta que lo cubría del frío viento de la noche, a pesar de que era verano, por las noches solía sentirse una brisa helada, que anunciaba que en los próximos días comenzaría la época de lluvias.

—¡Ya está la cena!, no te demores.

Keisuke se sacó los zapatos, camino hasta la cocina de su apartamento, de dónde venía un delicioso olor de la sazón de su madre, la cual calentaba un poco de verduras para comer, le dio un beso en la mejilla a su madre, para saludarla. La señora Baji, se dio cuenta de que su hijo no traía una buena cara, lo conocía mejor que nadie, y sabía que algo le había sucedido.

—¿Mal día?

—Algo así —se alzó de hombros el chico, atando su cabello, para que no le estorbara a la hora de comer.

Era cierto, Keisuke no había tenido el mejor día de su vida, se llevó una decepción amorosa —, si se pudiese llamar así al rato incómodo que vivo a un lado de Akiko —, y se dio cuenta de lo mucho que le aterraba la idea de perder a Reiko.

Se lavo las manos, le ayudo a su madre a colocar todo lo que necesitaban sobre la mesa, y se sentó una vez que su plato estaba servido, a la hora de comer su madre, decidió preguntar, algo le decía que lo hiciera, pues generalmente era raro verlo así, siempre sonreía sarcásticamente o estaba de mejores ánimos.

—Cuéntame que paso.

—Nada —, se veía bastante desanimado el azabache —solo fue un día extraño.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé pero, en fin, está rica la cena —, sonrió con cierto cansancio en su mirada, aunque no era físico, simplemente estaba cansado de pensar que iba a hacer el día que Reiko supiera todo, o como podría ocultárselo de por vida, aunque se sentía un poco egoísta por pensar en ello.

Hubo un silenció, su madre realmente no quería ponerlo más incómodo, tal vez podrían charlar después de la comida, no quería arruinarle el apetito con más preguntas. La cena transcurrió en silencio, Keisuke intento hacer un par de preguntas a su madre, para aliviar el ambiente, preguntándole por su día, por lo que había comido en la tarde o cosas por el estilo.

Solo Tú [Baji Keisuke x Oc]Where stories live. Discover now