Capítulo 6

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Tenía un poco de ira contenida al saber que Gavi había sido manoseado por alguien más, pero trató de focalizarse en hacer de ese momento el mejor. Con lentitud empezó a cubrirlo de besos, después pasó su lengua por aquellos tatuajes de su cuello, acariciandolos, besándolos.

Gavi se escuchó a sí mismo gemir, nunca antes había sentido lo que estaba sintiendo. Ahora era su turno de besarlo, repartió besos desde su cuello, pasando por su pecho. Cuando llegó a su cintura, lo miró travieso, y con una sonrisa, le bajó el bóxer buscando su miembro. El pene de Pedri se escapó grande y duro en dirección a su rostro que no daba crédito a lo que veía. Amaba el miembro de Pedri, era enorme, tan grande y largo que, cuando lo tomó entre las manos, no alcanzó a abordarlo en toda su extensión, y deseaba con ansias hacer lo que se imaginó que hacía en aquel baño.

Cuando Pedri sintió las manos frías de Gavi en su miembro, se puso tenso y soltó un resoplido; se llevó las manos a la cabeza y gimió. En un momento, se incorporó y lo miró a los ojos, para decirle, - con la voz quebrada del dolor que tenía en la entrepierna, que hiciera lo que estaba pensando hacer.

Pedri: "Hazlo, Princesa" dijo "Llévalo a la boca, hermosa... Hazlo de una vez."

Lo había adivinado en su mirada, Gavi estaba tan excitado como él y se moría de ganas de agarrarlo, chuparlo, meterlo por completo en su boca y jugar con él como si de un juguete se tratara.

Lo miró a los ojos un momento, y luego al pene que sostenía entre sus dos manos. Respiró profundo, y bajó la cabeza. Páez quería eso más que nada en el mundo y González estaba esperando que le hiciera sentir el placer que por tanto tiempo los dos comparten.

Abrió la boca y empezó pasando la lengua por el miembro, que a cada momento que pasaba se ponía más grande y duro. Mientras, escuchaba los jadeos de su amigo que se retorcia bajo su cuerpo y le pedía que no se detuviera. Él lo complació, abrió la boca y lo metió entero, como pudo y como alcanzó.

Pedri respiraba agitado, realmente no podía controlarse, estaba por correrse en su boca y no quería hacer eso, no ésta vez... no quería que algo fuera grosero ésta vez. Imprevistamente, se alejó de Pablo, que lo miró sorprendido y buscó su boca. Lo besó repetidamente mientras lo hacía colocarse de espaldas.

Pablo sintió como Pedri lo acariciaba en su espalda baja, bajando por su cadera, y sus muslos, todo pausadamente mientras besaba su cuello. Pedri empezó por masajear su entrepierna, acariciar y tocar todos los puntos más intimos de su cuerpo, los que estaba completamente seguro que nadie hasta ese momento había tocado de la manera en que lo está haciendo él.

Gavira era suyo.

Se sorprendió al escucharse a sí mismo pidiendo que comenzara de una vez. Pedri lo complació, se inclinó, separó sus piernas lo más que pudo en aquél pequeño colchón y empezó a hacer con la lengua, lo que Gavi había hecho antes en su miembro. El morocho se movió debajo de él, completamente agitado y caliente, anhelando tenerlo dentro suyo y Pedri no lo defraudó. Primero usó sus dedos, despacio, y luego acelerando el ritmo, moviéndolos hasta escucharlo gemir, después se separó de él, sonriendo. Lo sintió un poco estrecho, y adoraba esa sensación.

El sevillano siempre estaba estrecho sólo para él.

Se incorporó y buscó sus labios, quería besarlo muchas veces mientras su miembro estaba dentro de él; mientras lo besaba, su cuerpo se pegó al suyo para penetrarlo. Cuando Gavi levantó las caderas, supo que era el momento, él estaba húmedo, listo para recibirlo, y Pedri suspiró aliviado, porque ya no podía esperar más.

Se sostuvo por sus hombros y empujó fuerte, ingresando en él de una sola estocada. Él estaba realmente estrecho y rígido y eso lo detuvo, no quería ser brusco ésta vez. Había sido de esa manera durante dos años, pero realmente quería estar dentro de él y que ambos lo disfrutaran.

sHe (Pedri & Gavi)Where stories live. Discover now