¡No soy apta para ser una inmortal!

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Mi pecho sube y baja como una locomotora. Quizá esté ruborizada y eso me hace poner aún más inquieta y molesta.

Todo es culpa de la fiebre. Estoy segura.

—¿Tienes fiebre?— Preguntó preocupado y posó una mano en mi frente.

—Oye, ¡Mi espacio personal imbécil!

Lo quité de encima rápidamente.

Azariel rió ante mi acción.

—¿Qué haces aquí?, Te vi salir por esa puerta.

—Uno: es mi cuarto, puedo entrar cuando quiera. Y dos: Deja de acosarme como a un halcón, pude haber entrado por otra puerta, quien sabe.

Lo mire con la boca abierta, se estaba burlando y no sabía cómo insultarlo sin mirar su hermosa... Anatomía.

—¿Qué?, ¿Te gusta lo que ves?— Se burló un poco más.

Quité la vista y baje la cabeza, dejando solo mis manos y la frazada de la cama a la vista.

—Imbécil de mierda. ¿No puedes ser normal y... Vestirte?

—Pense que ibas a agradecerme. No a insultarme. Además, es mi habitación, puedo estar como quiera.

—No, no puedes. Al menos no delante de mí. ¿Y cuál es la necesidad de estar semi desnudo?

La palma de mi mano derecha estaba intentando bloquear mis ojos curiosos.

La vista al frente, la vista... Al... Frente.

—Bueno, yo te limpié, te cambie y te lleve en brazos... ¿No notaste la sangre en mi suéter antes?

Bueno, no había mucho que ver en ese entonces.

Gruñí.

—¿Por qué tú?, ¿Por qué no ellas?— Repliqué avergonzada.

Esta vez logré controlar mi vista a solo su cara, porque ahora ya estaba vestido.

—Bueno... Dije que no son normales.

Arrugué las cejas. ¿Qué quiere decir eso?

Mi vista bajo a la ropa que ahora tiene puesta. ¿Por qué sigue poniéndose suéters tan feos?

—¿Podrías dejar todo este show de "ellas son como son" y decirme exactamente a qué mierda te refieres?, ¿Que es normal para ti?, porque...— No pude evitar reírme de los nervios. —...creeme, estos días han sido de lo menos normal para mí. Y tampoco es que—

—Traidoras.

—¿Eh?

—Son... Traidoras.

—Vaya, la mejor respuesta del año la verdad. Me has quitado tantas dudas.

Azariel suspiró y se acercó un poco más a mí —Unos centímetros de la cama—.

—Te lo diré una vez, y no volveré a repetirlo, ¿Ok?

Asentí. Mi curiosidad puede más, como siempre, me importa un bledo lo que sea que diga, mientras sacie mis preguntas.

—Son inmortales.

—Ah, okey.

Arrugó la cara, confundido por mi reacción.

Suspire, rindiendome y quitando mi cara de poker.

—Ya venía suponiendo algo así. Es decir, me pasaron cosas muy... Sobrenaturales. O demasiado irreales. Esto— Señalé la zona de la herida en mi estómago. —Sé que no fue producto de un humano.

Vivas por siempreWhere stories live. Discover now