La fiesta de iniciación

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—Bien, pueden irse.

Con el corazón en la boca, salí del auditorio de cálculo como todos los demás. El parcial había sido extenso, tenía demasiado para ser solo contenido de un mes.

Siento que me fue bien, mis intentos de evitar relación con las personas sirvieron para poder prepárame bien, aún cuando fue un poco difícil de conseguir. Sobre todo, con Ula, Azariel y mis dos compañeras de cuarto teniendome en la mira. Pero dudo que esta paz siga en armonía por mucho tiempo.

Y yo que solo quería estudiar y recibirme sin problemas.

—¿Crees que me ha ido bien?

—¡Por supuesto!, siempre te va bien, en cambio a mí...

La trivial conversación de unas compañeras caminando detrás de mí se me está haciendo un poco molesta. ¿Se puede tener un camino a la salida sin la cháchara de nadie?.

Es una universidad, con miles de personas, ¿qué esperabas?.

Prefiero colocarme los audífonos. Tengo tanta hambre, que ningún barullo va a interponerse en el estado de mi humor.

Cerca del comedor, me deleito con el delicioso aroma a café y té con hierbas que invade mis fosas nasales. Al menos tendré un poco de tiempo para energizar mi cuerpo antes del próximo examen que tengo en unas horas que por suerte va a ser fácil.

Empujo las puertas y antes de pisar la zona de barra de comida y bebidas, algo me retiene en el lugar.

Respira hondo. Eso, ahora exhala.

Me giro con la cara más neutral que puedo. No debo ser tan apática, al menos para poder atraer suerte en los exámenes que tendré esta semana.

Son tres chicas... de mi edad podría decirse.

La que aún sostiene mi hombro derecho, una rubia con ojos almendrados, mueve la boca con frenesí y me doy cuenta de que no puedo escucharla.

El gloss que lleva puesto y esos aretes dorados... la reconozco al instante.

Me quito los audífonos y le hago seña con los ojos para que me suelte de una vez.

—Oh, perdona —es lo primero que oigo de sus labios fruncidos.

Tiene la voz más chillona de lo que imaginé.

Arrugo un poco la cara al darme cuenta que son mis compañeras de mitos y leyendas.

Respiro hondo disimuladamente y pienso en todas las posibles formas de ir al grano, decirles que me dejen en paz, que no quiero hablar...

Pero...

Necesito amistades, dar el intento de ser amable o ser un poco menos...

"(...) apática, fría y solitaria como siempre".

La frase se escurre por mi cráneo como un eco y llevo mi mano a la frente por el dolor punzante que comienza a molestar.

—¿Necesitan algo? —pregunto cuando logro neutralizar mi cara.

Una de las chicas, la más bajita, quizá de 1.50, bronceada y de posible nacionalidad latina me observa como a una especie de cuadro o pintura en exposición, lo cual me asusta un poco.

Inconscientemente, mis dedos torpes se enredan con mi pelo al intentar tapar cara. El blazier ya tapa bastante de mi piel, pero ahora me siento desnuda.

—Habrá una fiesta está noche, creímos que quizá podría interesarte. Somos todos de la clase de Cálculo y tú también estás, así que...

Levanté ambas cejas, me sorprende la inusual propuesta, pero rápidamente descarto la emoción.

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⏰ Last updated: Mar 20 ⏰

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Vivas por siempreWhere stories live. Discover now