YooRi y JungKook crecen juntos creyendo que son hermanos, JungKook siempre ha sido diferente en la familia creando algunos inconvenientes, con el tiempo decide investigar un poco más descubriendo su verdadero origen.
YooRi no lo dejará solo y esto g...
Los labios del otro se movían de manera lenta permitiéndoles adaptarse. TaeBin seguía teniendo su mano en el pecho del pelinegro sintiendo su corazón latir tan rápido como el suyo, JungKook colocó su mano en su cuello acariciando su mejilla con su pulgar, ambos tenían sus ojos cerrados dejándose llevar por lo que estaban sintiendo.
JungKook lo sintió muy diferente a cuando ocurrió el beso con YooRi, no sentía que estaba haciendo algo malo, ese pensamiento le permitió sentir un extraño cosquilleo en todo el cuerpo manteniendo el ritmo lento del beso por unos minutos más, TaeBin fue relajando su cuerpo sin estar tan tensa, jaló de su camisa invitándolo a acercarse, la recostó en el suelo quedando con la mitad de su cuerpo sobre ella. Tuvieron que interrumpir el beso para poder respirar, JungKook acarició su mejilla depositando un corto beso a sus labios.
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—¡Me alegra que seas tú! —TaeHyung la abrazó con fuerza y YooRi sonrió por ese gesto. Había ido al pueblo sólo para verlo.
—¿Sabes lo mucho que me gustan tus abrazos?
—No te soltaré entonces—bromeó apretándola más haciéndola reír.
—No puedo respirar.
Tae se echó a reír mirándola y YooRi se encontró con esa dulce mirada. Una extraña vibra surgió entre ambos creando cierta... ¿Incomodidad?, tal vez.
—¿Has comido algo? —se alejaron un poco fingiendo que nada había pasado.
—Poco antes de que llegaras. Iba a volver temprano a casa, mi madre está un poco enferma.
—¿Enserio?
—Tiene un resfriado, nada grave, papá está con ella, pero no me gusta estar lejos cuando se siente mal.
—¿Te ayudo a recoger?
—¿No tienes nada interesante que hacer?, ¿Qué pasó con JungKook?
—Hice lo correcto—tomó asiento en un banco pequeño que el chico tenía, Tae se sentó en el otro a su lado queriendo escuchar—TaeBin tiene más en común con él que yo.
—¿Vas a rendirte?
—No creo que rendirme sea la palabra, quiero que JungKook sea feliz y pueda sentirse tranquilo sin temor a ser criticado o juzgado, eso no iba a pasar conmigo—se encogió de hombros.
—¿Pero...lo sigues queriendo?
—Siempre lo haré, ese tonto me importa mucho.
—¿Te sientes bien con eso, YooRi?
—Estoy bien, pensé que sería doloroso, no fue así. Cuando dicen que si amas a alguien debes dejarlo ir...aplica mucho.
—Estaba dispuesto a darte mi hombro para llorar—chasqueó la lengua en juego—Mi hombro se siente rechazado.
—Oye—YooRi golpeó con suavidad su brazo—Debo agradecerte por permitirme acercarme a ti y estar este tiempo contigo, también por preocuparte por mí, Kim TaeHyung.
El chico sonrió sonrojándose.
—Eres una linda compañía, no me molesta tenerte aquí—de nuevo las miradas se encontraron. Él colocó un mechón de su cabello en rulos detrás de su oreja—¿Te gustaría cenar en casa cuando mamá se recupere?
—La cocina de tu madre es muy exquisita, no rechazaría esa invitación—sonrió más ocasionando una sonrisa en él también.
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YooRi cabalgaba por el bosque sobre su yegua Indira, la joven se sentía un poco rara luego de ver a TaeHyung. ¿Por qué la había mirado así y porque le había gustado esa sensación?, ¿Estaba loca?, no quería malinterpretar la situación otra vez, no quería perder la amistad con TaeHyung. Una fuerte punzada en su corazón hizo que detuviera el caballo, llevó su mano allí quejándose de dolor.
—¿Qué está...pasando? —se quejó de nuevo sintiendo que algo atravesaba su corazón. La sensación de ahogo se apoderó de ella, le estaba costando respirar, ordenó a la yegua a moverse queriendo llegar a casa pronto—No...puedo...—el dolor aumentó y ella se cayó del animal que siguió cabalgando alejándose.
YooRi en el suelo jadeaba por aire, no estaba recibiendo oxígeno. Sus párpados comenzaban a cerrarse mientras le parecía distinguir una figura acercarse con lentitud, sus ojos terminaron por cerrarse y ella quedó inconsciente.
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El pañuelo fue cambiado de la frente de la muchacha. YooRi estaba ardiendo en fiebre y respiraba con dificultad, sus ojos se encontraban cerrados, su rostro hacía algunas muecas de dolor quejándose entre sueños. La anciana de brazaletes y anillos acomodó el pañuelo sobre su frente, YooRi entreabrió sus ojos identificando a la mujer.
—Usted...—susurró—Hace mucho que no la veíamos.
—Si no te hubiera encontrado en el bosque probablemente un animal lo hubiera hecho.
YooRi sonrió con debilidad.
—Es un gusto verla de nuevo, ahjumma.
La anciana sonrió apenas negando con la cabeza.
—Envié una carta a tu familia. Mi ave debió haberla entregado hace segundos.
—¿Por qué me siento tan mal?
—Me parece que la maldición de tu hermano ha pasado a ti, al menos una parte.
—¿Qué?
—Hay una energía oscura que emana de ti, justo como aquella muchacha, me parece que es parte de una magia oscura.
YooRi pensó en lo que había hecho su padre.
—Pensé que las cosas se habían solucionado después de volver a nuestros cuerpos, espera, ¿Ha hablado con TaeBin?
—Así es.
La joven de rulos se incorporó con muecas de dolor, su cuerpo dolía demasiado, allí notó recién que su magia la sentía muy débil en su interior.
—Mi magia...
—Tu familia vendrá por ti.
—Ahjumma, ¿Hay algo que desconozco?, ¿Por qué me siento así? —tomó su brazo. La anciana vio ese gesto y luego a la chica.
—En la luna llena uno de ustedes tres se sacrificará, es extraño, pues en mis cartas no aparecías en este estado.
—¿No aparecía?
—Descansa mientras vienen por ti—intentó levantarse, pero YooRi volvió a jalar de ella.
—¿Usted sabe quién se sacrificará? —observó aquellos ojos de la mujer—Si lo sabe, ¿Soy yo?
—Ni tú ni esa muchacha lo son—YooRi frunció el ceño. Antes de que dijera lo siguiente pensó en una persona—Es tu hermano quien terminará cediendo a la maldición para salvarlas a ambas.
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