ESTRATEGIA

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Posiblemente pasaban muchos pensamientos en la mente de Leónidas, pero ninguno era acerca de Odín, al menos no en ese momento. Desde que se le fue entregada el arma del dios supremo, se decidió a ver su efectividad, era una lanza enorme, fina, perfecta, la podía lanzar con toda su fuerza sin ser dañada, además que al toque desintegraba todo a su paso.

Le agradó tener esa arma en sus manos, manejable, adaptable, que podía absorber toda su fuerza y lanzar un ataque que podría destruir ciudades, además de que Hugin y Munin, los cuervos de Odín, le habían permitido estar en el área de entrenamiento del dios supremo.

Se estaba divirtiendo, esa lanza estaba hecha para él, de eso no había duda, pero escuchó la puerta y dio una mirada de reojo al dios que acababa de entrar. Rápidamente los cuervos que estaban acompañando al humano, volaron hasta estar en los hombros de Odín.

— Leónidas, mi señor Odín ha llegado. — dijo uno de los cuervos.

— Ah, bienvenido. — respondió el espartano, lanzando esa lanza contra su objetivo, destruyendo todo a su paso.

— ¡Leónidas, tienes que presentar tus respetos ante el grandioso Odín! — gritaron ambos cuervos al mismo tiempo.

— ... ¿Por qué haría eso? Sólo presento mi respeto a aquellos que se han ganado mi respeto, no a idiotas que suponen que por su posición yo los respetaré.

Los cuervos alborotaron sus alas ante dicho comentario, pero, la voz de Odín pidiendo que se retiraran los hizo volar lejos de esa habitación. Odín dejó caer su capa, su ropaje, hasta solo quedar con su pantalón y una camisa de manga larga color negro debajo. No se quejó, ni dijo nada hacia el comentario de Leónidas, solo ingresó al ring de entrenamiento, alzando su mano derecha para que aquella lanza volviera a él.

— Oye...

— Si vas a empuñar a Gungnir, tienes que aprender a cómo hacerlo. — comentó Odin, dejando su cabello suelto por primera vez, era largo y negro, sin estar peinado, sí, lucia más como un dios vikingo, cercano a Thor, pero más maduro. — La idea de esta lanza es no usar tu energía, es comandarla.

— ¿Comandarla?

— Tiene vida propia. — respondió Odín. — Utiliza tu presencia y energía para dirigirla y hacerla fuerte. De esta forma. — la mano del dios la hizo flotar, y la lanza acabó por lanzarse sola contra cada uno de los objetivos, donde el dios apenas se movió.

El espartano estaba sorprendido, la lanza era un ejército andante, era capaz de destruir todo a su paso, donde aquel que la empuña no tiene que hacer nada en absoluto.

— Supongo que, para la mente de un humano, eso es demasiado conocimiento. — comentó Odín.

— Tú maldito hijo de puta. — respondió Leónidas sujetando la lanza apenas esta volvió a manos de Odín. — Esto ya no es tuyo, es mío, y yo la manejo como quiera.

— Que estúpido manejo.

— ¿Qué has dicho?

— Trato de enseñarte y no quieres aprender, pensé que te gustaban los espartanos, y pensando en eso, pensé que te gustaría aprender de batallas y luchas.

— Me gusta, me gusta aprender de guerreros poderosos, no de idiotas que se creen superiores a todos. — comentó Leónidas dándole un codazo a Odín, caminando hacia la salida.

O al menos eso esperaba hacer el espartano, porque el dios respondió de la misma manera, dándole un empujón, y con el temperamento de ambos, acabaron por arrojarse el uno al otro comenzando a forcejear, no se golpeaban, lo que era impresionante. Odín porque estaba curioso de seguir el plan de Hades, y Leónidas porque prometió a sus hermanos no buscarle pelea a Odín, pero el tipo era insufrible así que no podía evitarlo.

CHECKMATE (JAQUE MATE)Where stories live. Discover now