Problemas

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Sangre eran lo único que mis ojos veían en ese momento. Todo era un desastre, uno causado por mi culpa. Comencé a imperventilarme como siempre que la situación me sobrepasaba, pero ahora no estaba deckard para calmarme y decirme que todo iba a estar bien, ahora no sabía si todo iba a estar bien.

La mire y no pude sentir otra cosa que no fuera culpa. Ella había dejado su vida por proteger a mi hija, como me lo había prometido y yo no pude cuidarla...

Ni a ella, ni a su marido.

Con las manos temblorosas y las lágrimas mojando mis mejillas, cubrí los cuerpos con unas mantas. Les pedí perdón viendo una foto de ellos junto a vanya. El sonido del teléfono me asusto. Me aleje del mueble dejando la foto de nuevo sobre el mismo, mire a mi alrededor antes de acercarme al teléfono fijo de la cocina. Atendí con miedo.

Solo la escuche llorar y la llamada se corto.

-Dios..-Susurre dejando caer el teléfono con frustración. No sabía por dónde tenía que comenzar.

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Saque un álbum de fotos familiares y un peluche que aparecía en todas las fotos junto a vanya, y luego, me encargue de prender fuego la casa. Al salir, mire a mis lados viendo como varias camionetas negras se alejaban de ahí, dejándome en claro que habían estado viendo todos mis movimientos desde que llegue a la casa. Era algo que me esperaba, por supuesto.

Me contacte con gente cercana a mi, pertenecientes a otro continente. Les pedí que rastrearan a vanya, porque de pequeña me encargue de regalarle un collar con rastreador, porque siempre tuve miedo de que se la llevarán lejos de mi, ni siquiera doña clara sabía sobre ese detalle.

No podía estar tan lejos.

Llegue a una de mis casas ocultas en brasil y me encargue de guardar las cosas que saque de la casa, para cuando vanya volviera a estar en mis brazos. Me senté en mi escritorio para poder hablar con él equipo en Israel, pero antes que pudiera contactarme con ellos, recibí una llamada de deckard.

-Preciosa, ¿Todo esta bien?

Dijo cuando atendí.

Suspire.-Nada esta bien, decks. Todo se salio de control y se la llevaron, no se donde la tienen aun.

-¿Llamaste a los chicos?

-Si, estaba por contactarme con ellos en busca de noticias.-Comenté mientras tecleaba en mi computadora varios códigos y cosas.-Pero, no lo sé, tengo miedo.

-Terminó esto y voy contigo, preciosa. Lo haremos juntos.-Me aseguro intentando tranquilizarme.

-Haz eso tranquilo.

-¿Y doña clara?

No conteste.

-Lo siento, preciosa. No tienes una idea de cuanto lo siento.-Murmuro él del otro lado de la línea.

-Gracias, decks.

Cortamos la llamada porque ambos teníamos cosas muy importantes que hacer. Deje el teléfono aun lado y me contacte con el equipo.

-¿Saben algo?

-La están sacando del país.-Me informó sin sacar la mirada de todas sus computadoras.-Creemos que puede ser por agua.

-Pasame la ubicación.

-Havanna, no puedes hacer esto sola. Es demasiado peligroso, tienen un ejército.-Me miro.-Vas a morir si vas sola.

-La ubicación, ali.

-Havanna.-Me miro seriamente. Un suspiro escapo de mi boca.-Si quieres salvarla, preparemos un equipo y vamos, pero sola no te voy a dejar ir, no puedo permitir eso.

-Esta bien.

Mʏ ғɪʀsᴛ ʟᴏᴠᴇ  | ᴮʳⁱᵃⁿ ᴼ'ᶜᵒⁿⁿᵉʳ Where stories live. Discover now